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Chulas fronteras…

Por Alvargonzález; 25 de agosto del 2003

El ideal de Vasconcelos se quedó en mera utopía; aquel de facilitar que la mayor parte de los jóvenes mexicanos pudieran aprender geografía a través de la suela de los zapatos. Andando mundo, para que mejor ‘mentiendas’ y percibiendo así la diferente textura del cutis terráqueo. Advirtiendo que las fronteras son solamente líneas convencionales fijadas por manos a veces no muy humanas y por aquello de que ningún imperio resiste la tentación de crecer o de expandirse y como mejor o peor pueda hacerlo.

Pero permíteme cambiar de tono y después de tan profundo párrafo inicial. Está en el repertorio de cualquier redova norteña una cantaleta que se llama “Chulas Fronteras” y que ni remotamente puedo tararearte por escrito; es sonsonete añejo que hace alusión al hecho de que estamos empatados frontalmente con quienes tan ‘cerquilejos’ están hacia al norte. Vecinos y distantes. ¿Te pido un favor? Tócate la frente, que es una especie de ‘pantiprotector’ óseo de la sesera, para que comprendas lo que significa eso de ‘frontera’ y que no es otra cosa que derivación de ‘frente’o ‘frontal’, término tan duro como ese hueso que mucho tiene que ver con la apariencia del rostro. ¿Te gusta tu frente? ¿Te disgustan las con-frontaciones? Eso es: frente a los otros, vivimos trazando fronteras, pero ese trazo no siempre tiene la misma dureza y así resulta que unas son más chulas que otras. ¿No es cierto que cuando estás frente a alguien que temes, repudias o te desconcierta, frunces la frente? Pues lo mismo ocurre entre esos seres colectivos llamados ‘naciones’ capaces de fruncimientos frontales o de tersuras, dependiendo de la frontalidad.

Hace poco pretendí decirte aquí mismo que soy veedor afortunado. Ando y he andado viendo y por razones que tienen que ver con el soliloquio (platico mucho ‘conmigomismo’) o con el coloquio, o sea para tener algo de qué hablar ‘contigomismo’. Un buen día camino a Alaska vi ese pequeño letrero en medio de la Gran Planicie adjunta a las Rocallosas (bautizadas así en este mismo idioma en que tú y yo hablamos y rebautizadas como Rockies). ¿Alcanzas a leer ese “welcome to Canada”? Tersa, muy tersa esa frontera, y te reto para que encuentres un letrero similar en los 3,000 km con que damos frente al norte tentante, tan distante y tan próximo. ¿Verdad polleros que no lo han localizado? ¿Verdad jaliscienses con un pie en el estribo pa’ tirar pa’l norte que la frontera sabe a frontón?

Ni modo, la evolución así lo determinó: los primates ‘quesque’ superiores tenemos la capacidad de crear fronteras. Y advierte la paradoja: la globa terrestre se ha encargado de suavizar comercialmente muchas y de endurecer humanamente no pocas. En medio de la Gran Planicie está ese letrerito pero el trabajo es llegar allá…

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