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El Dr. Barriere enfermó…

Por Alvargonzález; 28 de enero del 2004

Mi padre me dice que la casa donde estuvo el ‘moderno’ sanatorio del Dr. Barriere, todavía está en pie. Debo ir, asomarme, y luego te cuento de mi pesquisa porque hoy simplemente te muestro algo que es, pero que no es. Sí, se trata de un anuncio, pero que no pretende serlo porque en todo caso es mejor estar sano que ir a dar al ¡sana… torio! Y como el tal anuncio data de una revista de 1923, si la casa aún está en la también ‘quesque’ ‘moderna’ colonia de aquellos tiempos, allí no se brindan ya los publicitados servicios.

El Dr. Barriere era médico con buen cartel en la plaza local. Carlos su nombre, y seguro su apellido le confería ese grado de estoicismo que es tan bien apreciado por estos rumbos. No he podido averiguar si era francés en primera instancia o hijo de alguno de los emigrantes que durante el siglo 19 llegaron al Valle de Atemajac en busca de mejores vientos, pero insisto en lo de su buen nombre profesional. Allí aparece él en la pequeñísima foto rodeado de lo que el anuncio llama “enfermeras competentes” (aún no eran de carrera) y mostrando otro de los atractivos de su establecimiento hospitalario: “parques y jardines rodeando el edificio” dice textualmente, además de señalar que allí el usuario encontrará “baños de todas clases” sin que yo entienda cuáles serían esos baños.

“Establecimiento montado con todos los aparatos… para el tratamiento médico y quirúrgico de las enfermedades más difíciles” señalan las pequeñas letras. No creo que haya sido por la publicidad, sino por la urgencia del caso, cuando en 1924 fue llevado allí para ser atendido de heridas sufridas en el combate de Teocuitatlán, un joven militar que creo aún no era general y del cual, por cierto, no se expresó muy bien su jefe pues le había dado instrucciones de no dar batalla sino simplemente de hostigar al enemigo. No lo fusilaron por razones que harían el cuento muy largo, pero de que estuvo a punto de morir es cierto. ¿Te suena el nombre de Lázaro Cárdenas? Y si te enteraras lo que dijo de él, entonces, Obregón te enterarías de una más de las contra-dicciones de una Rev. tan llena de ellas.

En todo caso es más triste la historia del propio Barriere quien acabó perdiendo sus batallas conyugales. Decían las ‘malasbuenas’ lenguas de época que su esposa padecía de un mal (¿le podríamos llamar ‘colchonero’?) incurable. El menor parpadeo del Dr. Barriere era aprovechado por ella para tratar de curar su insaciabilidad ¿amatoria? Un buen día y viniendo de Colima en el tren, el médico fue al baño y ¡paf! se trepó por propia mano en la carroza mortuoria. Muerto el facultativo acabó el moderno sanatorio de la Colonia Moderna. ¿Alcanzas a ver el anuncio? Me dice mi padre que la casa aún está allí…

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3 comentarios en «El Dr. Barriere enfermó…»

  1. Les informo a todos los compañeros que aquí nos damos una cita conversadora, que con el afán de extender el trabajo que nos dejó nuestro amigo y maestro Álvar, Macario tiene en su librería de viejo un DVD con muchísimas horas de Álvar para que puedan adquirirlo, el costo es solo para producir más, ojalá puedan ayudarnos a difundir mucho más este remedio sesual tan importante para nuestra sociedad tapatía sobre todo.
    Saludos conversos.

  2. Uy, qué cura.
    El hospital con todos los servicios de primera, el doctor enfermo de pasión y la cura que resultó muerte.
    El joven desobediente con las consecuencias de ello en la Batalla de Teocuitatlán, que luego sería defensor implacable de nuestro principal recurso energético que hoy es tan polémico de tratar.

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