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Holgura urbana

Por Alvargonzález; 23 de julio del 2003

Escribo, y creo ya te has dado cuenta de ello; como tantos otros lo hacen y por esa mezcla de placer-conveniencia que forma parte de toda profesión. Lo que tal vez no te había confesado es que soy especialista en la hechura de ‘worst sellers’ que es lo mismo que lo otro –best sellers–, sólo que en sentido inverso y con igual magnitud. El primero y con el que me inicié en tan dramática vía tuvo originalmente el sospechoso nombre de ‘Guadalajara… ¿qué sigue?’ que no fue sino el fruto de mi reingreso a la atmósfera local y luego de años de perseguir el salario mínimo en divisas britonas; fruto del estrujamiento al ver la drástica transformación urbana en un santiamén mientras fui y regresé del exilio económico.

En el libro, hijo también del desatino financiero de un amigo, esgrimo una tesis fundamental (y espero no me reprendas por ello y encuentres causa para que sea un ‘worst seller’: las llamadas ‘tesis’, me dirás, son para quienes andan en busca de titulación). Esa afirmación sustantiva no es otra que el incontrovertible hecho de que Guadalajara cambió más en 40 años que en cuatro siglos precedentes; cuarenta y contados a partir de la era ‘cincuental’, o sea de cuando se rompió en dos mitades muy diferentes el espinazo del siglo 20. ¿Ya estabas por aquí en aquel 1950? Qué preguntas hago para reiterarte lo mismo: al principio imperceptiblemente, pero la transformación se fue dando hasta adquirir velocidad de vértigo. ¿Pa’dónde va el ‘quesque’ progresante desarrollo urbano? A pesar del fracaso de la hermana mayor, la monstrua capitalina, parece que no se nos ocurre algún otro modelo a seguir y ‘ahivamos’… ¿Alguien sabe cómo se mete freno? Dímelo tú…

Ahora convertido en visor urbano –porque si no ando viendo ¿de qué te puedo hablar? –, entresaco de las vivencias que narro en el libro el hecho de que los de mi generación vimos convivir en la ciudad el transporte mecánico con el de tracción animal. Carromatos del tipo del que aparece en esa foto muy reciente; de ese tipo pero mucho mejor equipados y con caballos de buena alzada, no jamelgos como el que aparece allí, movilizando mercancías y aun repartiendo agua en las colonias de una periferia no muy lejana al centro.

Ya me dirás que estoy abogando por meter reversa y volver a utilizar métodos de los cuales quedan, mira, raros ejemplos. No, no es eso. A lo que me refiero es a la perdida modulación urbana; a aquella amplitud modulada (lo siento si te suena a expresión radial) que tenía una distinta escala en la que ‘el otro’ no era estorbo sino parte. Eso; era una ciudad holgada, amplia, suficiente, espaciosa. Cruzando la barrera ‘cincuental’ empezó, suave, la que se convertiría en feroz lucha por el piso urbano. El “quítate bestia porque ‘ahitevoy’”. Ni modo, si no la conociste como fue, ‘pos’ peor pa’ti, porque no siempre fue así… ¿Qué sigue? Ya me dirás.

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5 comentarios en «Holgura urbana»

  1. Me es muy grato saber que aun están administrado este sitio.

    Aun escucho la “conversa pa´ llevar” una y otra vez.

    No dejen de publicar por favor.

  2. Este es un comentario reciente, colocado en el tema -Alvar Murió-, por la fecha en que se hizo, es que se coloca en esta lista como comentario reciente. (nota de la administración de la pagina)
    ———————-
    En el periodo de tiempo entre 1995 y 1996 cursaba el Bachillerato en el Colegio 5 (Preparatoria 5 de la UDG). En este lapso, asistíamos a la clase de Historia Regional con el maestro Juan Real Ledezma y coincidió que estaba al aire, en el hoy extinto Canal 6, el programa de “Hasta Agotar Existencias”.

    El maestro hecho a la usanza antigua, realizaba su mayor esfuerzo por qué entendiéramos, conociéramos y amaramos nuestro Terruño, nuestra Matria. Muy pocos, valoraban tal esfuerzo. A tal grado, que llego un momento de desencanto, de hartazgo de nuevos “procedimientos” de enseñanza alumno-maestro, de apatía de bachilleres que pensaban en todo menos en conocer donde estaban y de donde venían, fue entonces que el maestro claudico y dejo de ir a dar su cátedra a mi grupo.

    A modo de protesta, mi camarilla y yo, que nos había dolido tal acontecimiento, fuimos al Canal 6 a un programa de “Hasta Agostar Existencias” en vivo y con una manta improvisada que versaba “Vuelve Maestro, Vuelve a tu salón de clases” nos manifestamos.

    Fue por este acontecimiento, casi por casualidad, que llegamos a conocer al Sr Alvaro y al Ing. Enrique. A partir de este momento, me convertí en fiel seguidor del programa. El tiempo que duro, mientras nos duro el Canal 6, ha sido de lo mas enriquecedor.

    Años después de haber desaparecido el programa y el Canal, y haber perdido la pista de ambos, me encontré por azares del destino a Sir Alvaro en las cercanías del Templo Expiatorio con un infante. Al verme, me saludo y comento presuroso: Aquí andamos, paseando al Niethijo…………………………….. y se fue, acelerando el paso.

    Pocos como él, que con su narrativa hipnotizaba. Pocos como él, que amaban su Patria Chica. Gracias por todo, hoy después de casi 6 años me entero de tu partida……………………….échanos la mano desde allá, por que acá lo necesitamos.

    Grande AlvarGonzalez, Grande !!!

  3. ¡Muchas gracias por compartirnos el escrito de Alvar “Holgura urbana” este año va a cumplir 6 años de haber fallecido, y me pregunto ¿cómo vería Alvar la ciudad que tanto amaba en estos días? lo más seguro es que se retorseria del coraje al ver todo lo que han hecho en nombre de la “modernidad” ¡muchos saludos!

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