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Manuel Macario…

Por Alvargonzález; 1 de diciembre del 2003

El añejo edificio –¿lo ves?– pareciera confirmar que también en el plano arquitectónico las revoluciones acaban re-poniendo lo que pretendían re-tirar. Las circunstancias en que fue construido son tan llamativas como la obra resultante: entre 1914 y 1918, en una fracción de terreno cercenado a la Prisión de Escobedo y en zona remotísima del centro urbano. El proyecto fue hijo de los vaivenes de una multifacética revolución que con su producto inmediato, pobreza galopante, hace pensar que quizá aquella no fuera una obra prioritaria así con su grandilocuencia palaciega. Sí, me dirás con razón, eran necesarias y es aún muy necesaria la creación de escuelas, pero ¿con esas características arquitectónicas tan propias del boato porfiriano? Calle de por medio –y la calle también fue hecha– quedaron las escuelas llamadas originalmente ‘Reforma’ y ‘Constitución’, de las cuales pervive la primera, claro que con otra función, y la segunda fue reconstituida por otra grandilocuente obra revolucionaria.

Cayó Guadalajara ¿no te enteraste? ¿Qué no sabes que hay una calle-avenida llamada ‘8 de Julio’? Es por eso: porque Obregón entró triunfante en 1914 a la ciudad cuando los constitucionalistas derrotaron a los huertistas y (Doña Historia está siempre llena de puntos suspensivos)… ya luego se darían los rompimientos de los muchos ‘ismos’ revolucionarios. Pero en 1914 quedó al frente del gobierno local el infortunado Manuel Macario Diéguez y lo de ‘infortunado’ es porque andando los ‘ismos’ le apostó a uno equívoco y Obregón no lo indultó… En Chiapas lo alcanzó el brazo obregonista y ¡zas!

Don Manuel Macario encomendó la hechura al Arq. Navarro Branca quien debió contar con suficientes recursos mentales y funda-mentales para realizar el proyecto. ¿Cuál es el estilo? Dímelo tú. ¿Pompeyano? Disculpa que le llame así, pero fue precisamente el redescubrimiento de la cenicienta Pompeya la que disparó en el mundo la afición arquitectónica por el llamado ‘neoclásico’. Pero más allá de la etiqueta que le pongamos al estilo creo que coincidiremos en la magnificencia del obraje; en su monumentalidad desproporcionadamente escolar. Eso sí, al ser obra de un Constitucionalista resulta fácil encontrar la razón de los nombres iniciales para las pretendidas escuelas. También actuando como ‘internistas’ y revisando la época, tal vez podamos descubrir algo más en la imagen.

¿Alcanzas a ver? La foto es del treintaitantos, y se advierte otra obra en construcción. Otra que por su magnificencia y estilo retardado, también tiene sus aristas de interpretación. Es un templo gótico supra-tardío. Como aquellos eran tiempos –¿ya no?– en que los Liberales rendían sólo culto a la razón, mientras los Conservadores tenían otro tipo de cultos, pues nada mejor que edificar esos pompeyanos templos a la Diosa Educación y en tono constitucionalista justo al lado donde los otros hacían su obra monumental. Te digo, La Historia está llena de símbolos que a veces es bueno ver al menos en escorzo. Sí, mira, es la ahora muy cambiada calle de ¡Escorza!

 

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