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¿Por qué el número?

Por Alvargonzález: 4 de junio del 2003

¿Me crees? Allá tú si lo haces porque lo que pretendo es tu valioso crédito, y para ello oigo, leo, pregunto, indago y busco para darle sustento a mis recuentos aquí. Eso viene al caso porque ‘cientomuchas’ veces repito lo del “todo tiene su historia, pero que tú o yo la sepamos es otro asunto” y que parece contradecirse con lo que hoy intento mostrarte.

Nomás no y no y no. No puedo averiguar el por qué y eso es muy frustrante para un amateur como yo. Sí, eso cala, punza y duele para un amador –amateur– de Doña Historia y que ejerce sin otro título que el amatorio. He oído muchas versiones al respecto: que por la hacienda que está allí al pie, siendo que la tal hacienda se llamó así por él. ‘Quesque’ porque allí se marcan ese número de kilómetros de la vía del ferrocarril que va a Colima, o porque por los rumbos merodeaban bandoleros especializados en robo de caballos o cuatreros. Versiones muchas, ninguna convincente. Eso sí me consta que el nombre no data de hace mucho pues leyendo crónicas coloniales y viendo cartografía de época, he advertido que tuvo el nombre de Cerro de San Miguel y tal vez en honor al patrono de la ciudad cuya oportuna especialidad es la protección contra los rayos.

No me consta pero es fácil inferir que durante millones de años permaneció idéntico –hablando de geología se puede usar cualquier cantidad de ceros y no pasa nada–, y no fue sino hasta hace apenas 30 que la ciudad decidió montarse en él y modificarlo radicalmente; trepa que trepa el caserío subió y transformó su fisonomía o apariencia pues sus faldas se garapiñaron con techumbre y ladrillaje por la reventada pujanza demográfica del valle.

Se trata –¡acertaste!–, del Cerro del Cuatro con su indescifrable nombre, y mira que trato hoy de mostrarte en vez del caserío trepado sobre su lomo, algo más insólito o lo que considero ser la cima o cúspide del pensamiento local. Por una sencilla razón: no es cierto que cada cabeza sea un mundo, sino que cada cabeza es la telenovela o comentarista de radio o de tv que ca’quien se instala en la sesera. Desde que en el ‘ochentaintantos’ la tecnología decidió rejonearlo con antenas, el cerro se convirtió en el gran propagador de ideas y/o entretenimiento (chatarra ‘nutritiva’) para la ciudad; esas antenas que ves son en cierta medida las moduladoras del pensamiento colectivo dado que desde allí se vierte el mayor caudal de hertzio que consume el valle.

Con su enigmático nombre, el Cerro del Cuatro es todo un símbolo: la ciudad crece y nada puede detenerla. Las relampagueantes antenas, visibles desde cualquier punto de la cardinalidad urbana, parecen ser un luminoso recordatorio de que nunca antes en la evolución fue posible que tan pocos pensaran por tan muchos. ¿Ves las antenas allá arriba?

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1 comentario en «¿Por qué el número?»

  1. Álvar no veía tv, por ello su prolífica ideología; yo creo que le nombraron “cerro del 4” porque hace 30 años esas antenas eran el modo de trasmisión del famoso canal “4” (donde yo veía al Tío Carmelo), y ya con eso se “adueñaron” también del cerro, así como de las mentes televidentes. Lástima, habiendo tanta historia qué exponer, no hay mentes para pensar a profundidad, solo la superficialidad de la tv. Por esto me encanta este espacio, donde al menos el intento hacemos por recordar entre las profundidades de nuestras mentes. Mil saludes tengan estimados comentaristas.

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