Saltar al contenido

Reliquia

Por Alvargonzález; 30 de junio del 2003

Lo conozco desde pequeño y no lo digo por él que nunca ha modificado sus escasos 50 cm de altura, sino por mí que cuando mis padres me echaron a la escuela y con menos de cinco años de edad, él ya estaba allí desde mucho antes; yo ya he crecido a tal punto que ya hasta me ando jorobando, y él sigue idéntico, erguido, inmóvil y desvencijado. Estando el kínder causante de mis primeros traumas académicos justo al otro lado de la calle, la extraña pieza forma parte de ese museo intangible y medio caótico configurado por las galerías de mis recuerdos.

Gracias al gran archivo de visual que tenemos tú y yo, nadie tiene que explicarnos de qué se trata. Lo identificamos como lo que es claramente: en caso de prendimiento –¡fuego!–, llegaban los bomberos y conectaban allí su tripaje para combatir la lumbre. Como se encuentra al borde de una ‘quesque’ vía de desplazamiento rápido –¿hay alguna en la ciudad a la ‘horadelhora’?–, seguro ha sido visto, que no observado, por millones de pares de ojos al tanto tiempo de estar donde está entre ignorado y olvidado, porque no creo que su pervivencia sea fruto de respeto o de elementos por el estilo que tengan que ver con culto a la memoria urbana. Es una reliquia salvada por la mera casualidad y en cuya extraña presencia nadie repara por ese Hidalgo ‘parvializado’.

De pronto una de esas tardes de modorra dominical en que la ciudad parece y está muy vaciada (tal cual) decidí acercarme, contemplarlo con su espléndido desvencijamiento y no solamente verlo como desde hace décadas lo he hecho. Claro que ni remotamente sirve para lo que fue instalado. ¿Serviría alguna vez? ¿Cuándo? Para aclarar algo de su misteriosa presencia, en la parte superior tiene una marca de fundición que permite que nos enteremos que fue fabricado en NY, y la fecha es inequívoca: 1894. Lo primero, su procedencia o el ‘madinusa’, confirma que es algo ajeno a nuestra hechura urbana y me atrevo a afirmar que lo identificamos tú y yo claramente porque en imágenes transnacionales los hemos visto en las ciudades del más allá norteño, y no tanto porque fuera algo recurrente aquí. Pero hay algo más extraño sobre la presencia del hidrante allí, y es que fue instalado en la llamada ‘Colonia Francesa’ de la era porfiriana. La fecha de fundición y el nombre de aquella ‘colonia’ lejana del centro –la Colonia Americana era otra–, le dan una última pincelada de misteriosidad contradictoria a la reliquia: si no me equivoco, el primer Cuerpo de Bomberos como tal, oficialmente fue creado en Guadalajara en el año veintitantos del siglo pasado. Antes, puros voluntarios convocados por las campanas, apagaban los incendios. No era mala la ‘moderna’ idea de poner hidrantes, pero ¿quién tenía y llegaba a tiempo con las mangueras? Si lo averiguas me dices…

Comparte si te ha gustado

1 comentario en «Reliquia»

  1. Mi teoría es que se compraron éstas bombas o tomas de agua antiguas a E.U., por ello la distorsión en la fecha de fabricación y tiempo en el cual debieron ponerlas para usarlas al menos en la famosa colonia Americana, que si muestra las hermosas casas que acostumbraban los pudientes de aquel y hoy entonces pues siguen siendo de ricos. ¿Hidalgo a qué altura está la chaparrita bomba?
    Gracias por leer y espero seguir aquí en esta placentera plaza.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.