Por Alvargonzález; 13 de noviembre del 2002
Una de las cosas más encantadoras del lenguaje es, precisamente, la ambigüedad de las palabras. ¿Precisamente la ambigüedad? Eso es: en la búsqueda de la precisión lingüística damos de frente con la diferencia de significados que un mismo término puede tener de acuerdo al contexto y por ello debo corregir: donde puse ‘precisamente’ debí haber escrito ‘la preciosa ambigüedad’. Vaya que si es tan frágil como flexible la lengua, con sus pretensiones de precisión.
Tal vez de tanto repetirlo ya me creas: La Historia es un delicado juego de palabras que muestra que si la ambigüedad prevalece sobre la precisión ¡zas! La frontera tenue del lenguaje colinda con el patio de las trompadas y llegados al punto del no entendimiento, lo que sigue es el enunciado del (muy ambiguo) Himno Nacional: “…al grito de guerra!”. Te advierto, la letra del Himno no es mía sino de quien llevó el muy también ambiguo apellido de ¡Bocanegra!
Ya, de nuevo, ha empezado a bullir, hervir, reverberar el calderón de la democracia y estrenado no hace mucho tiempo. Y la democracia implica la existencia de partidos. ¿Partidos? ¿Cuántos y cuánto? ¿Qué tanto parten o unen los partidos? ¿Partidos podemos funcionar dentro de un proyecto nacional integral? ¿Percibes la polivalencia del término?
Si la miras así, encueradita y de frente, la palabra ‘partido’ resulta entre fuerte, dolorosa, fragmentaria e incluso práctica. ¿Partir? La ambigüedad misma del verbo también resulta caladora: las despedidas punzan, y eso es partir; asimismo para comer es preciso partir los alimentos, de donde deducimos tú y yo, que hacerlo es algo necesario y práctico; partir puede ser también iniciar, comenzar: “partimos cuando nacemos, andamos mientras vivimos…” y la cantaleta de Manrique sigue siendo tan actual como hace casi seis siglos que la escribió. ¿Partidos? “Entre sí parientes y partidos todos…”, otro fragmento de recitancia cuyo origen desconozco.
Así la paradoja brota intrínsecamente, impulsada por la potente musculatura del lenguaje: para que la democracia funcione son necesarios los partidos (vaya obviedad); pero si los partidos parten -segmentan- más allá de toda posibilidad de entendimiento en torno a cuestiones medulares, funcionarán de la misma forma en que lo hace el cuchillo en la mesa: dejando listo el bocado para ser devorado tal vez por los que apoyan todo intento democrático… ¡siempre y cuando no funcione!
“Por la conquista del espacio…” se alcanza a leer en el anuncio partidario. ¿Del espacio en las partidas financieras? Buen programa de partición.
AQUI VENGO DE REGRESO, SI ES CIERTO,RADIO GONZÁLEZ ACOMPAÑA Y SE ACOMPAÑA A TODO DAR.
TIENE GRACIA. EL PUNTO DE CONVERGENCIA LO INTENTÓ MUCHO CONFUCIO EN LA CHINITA DE A.C., MEDIANTE LA EDUCACIÓN, PENSÓ QUE LA EDUCACIÓN DISMINUÍA LAS CLASES SOCIALES Y AMPLIABA LOS CRITERIOS. HOY POR LA SUPUESTA DEMOCRACIA SE HAN DIVERSIFICADO LOS CRITERIOS E INTERESES. Y EL NO CONVERGER O DIVERSIFICAR ES INVERSAMENTE PROPORCIONAL A LA CANTIDAD DE FORMADORES DE CONSCIENCIA, COMO LO SIGUE SIENDO ÁLVAR.
Muy atinado el post ahora con lo que se nos viene…¿Nos tocara ser la Republica Amorosa de Mexico? a ver que partida nos toca ahora…por cierto, la seleccion de RadioGonzalez esta ademas de muy agradable- como siempre-, muy en/cantada, con muchas canciones…bien por la seleccion.