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De errores, cartelas y dudas…

Por Alvargonzález; 5 de marzo del 2003

Últimamente mis ‘dostres’ lectores me han hecho correcciones ‘quasi’ provocantes de parálisis escritoria; o sea que me ponen tieso antes de acometer los renglones con los que trato de contarte algo. Que fallé -culpa de las fuentes consultadas-, en los nombres de los hermanos Vidrio los que le pusieron su apellido a la calle, me señaló  el Lic. Joaquín Vidrio. Por su parte el abogado Rentería amablemente me mensajeó  desde Colima para decirme que al abordar asuntos tan peliagudos como el Derecho de Amparo me documente mejor y no ande malinterpretando el ‘Espíritu Otero’. En lo que creo sí salimos de acuerdo es en que a Don Mariano nada le amparó contra la felleza de estatua que le hicieron, y en que errando, errando, apartándome voy de los anhelados premios de periodismo a los que aspiro. ¿Es que nadie me pustulará (tal cual) para mi anhelado ‘Chinchayote de Oro’? Dicho lo anterior paso a confundirme contigo un poco más.

A ver si ahora no provoco la suave ira de los arquitectos al hablar, sin ser del sapiente gremio, de la Cartela de Jesús María. ¿Qué es eso? Lo que aparece en la foto: ornato arquitectónico cuya procedencia es antiquísima -se utilizaba para enmarcar inscripciones de toda índole-, y que tenía además aplicaciones funcionales que omito detallar por razones de espacio y porque entre menos diga menos me equivoco. Pero si se alcanza a ver (el tamaño de la foto está sujeto a determinaciones metafísicas, hormonales y aun esotéricas) podrás apreciar la belleza del ornato cantero. Voluptuosidad que enmarca una inscripción disimulada, y por ello los ‘arquicríticos’ tendrán que aceptar que es una verdadera cartela: el incógnito herrero forjó en el centro lo que ahora llamaríamos tú y yo el ‘logotipo’ de la Orden Dominica, significando con ello que el colonial templo y convento adjunto pertenecía a la rama femenina de tal Orden religiosa. Hermosa la llamada Cartela del Templo de Jesús María ¿no te parece?

O sea que en el término ‘cartela’ está implícito el significado original: mensaje, notificación breve, concisa,  y por aquello de que es diminutivo de ‘carta’. Pero y ¿Cartél? (mira que le he puesto un acento artificial). Significaba desde ‘anuncio muy visible’ hasta ‘nota para citar a duelo al contrario’ (noble institución, el duelo, que debía ser restaurada con permiso de la CNDH). Pero lo que yo, filólogo amateur, sigo sin entender es cuándo y por qué razón se cambió culteranamente el acento y surgieron los ‘cárteles’ ya sabes de qué. ¿Será porque se sustentan a base de ‘ménsajes’, ‘ánuncios’, ‘logótipos’, y ‘démas’? Lo que sea, prefiero no averiguarlo y seguir admirando la Cartela de Jesús María. ‘Cáquien’ sus carteles, sus cartelas, sus cárteles, sus errores y sus dudas. ¿No?

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