Saltar al contenido

¡Ole!

Por Alvargonzález; 9 de abril del 2003

Se llamaba, si no me equivoco, Jorge Fernández Valdemoro. Tenía una característica muy particular: era notablemente tartamudo. Pero su enredarse con la lengua y las palabras concluía en el momento mismo en que con un micrófono delante empezaba a narrar una corrida de toros. ¿Nunca oíste su rúbrica aquella de que “el toreo no es graciosa huída sino apasionada entrega”? Su nombre de faenar como cronista fue el de Pepe Alameda.

De pronto, andando, di de frente con el aprendiz de torero y me conmovió la escena que te muestro. ¿Será su abuelo quien remeda al toro? ¿Algún día llegará el chaval a ser diestro de gran cartel?  ¿Graciosa entrega a una profesión en ciernes? Y fue un asunto colateral el que me empitonó de profundis: si en esta ‘suaveáspera’ patria un 30% -¿será exagerada la cifra?-, tuviera una vocación clara y definida fruto de la infancia, derivada en una profesión adulta ejercida apasionadamente, las cosas no andarían tan como andan. ¿Concuerdas? ¡Ole!

Viendo al maletilla-aprendiz  pensé en primera instancia que sería un buen motivo para discutir la presunta obscenidad de las corridas de toros; buena razón para tomar bando, o bien por los animalistas lacrimosos defensores del astado, o bien partir plaza por escrito apoyando al dramático ballet de ‘vidimuerte’. Pensé incluso en preguntarte si te gustan las antisépticas corridas… de automóviles, esas en que la mejor e irrepetible resulta ser  aquella donde el fitipaldazo acaba con el pilotazo. ¿No es cierto que en los asistentes a las corridas de fórmula existe la siniestra esperanza de presenciar un guajolotazo a altísima velocidad? En ese sentido me parece que el morbo expectante de tragedia mete tanta gente a la plaza,  como a la pista con olor a llanta y gasolina. Corridas, de toros o de autos ¿cuáles prefieres?

Defensores o detractores taurinos aparte, vuelvo a lo otro: a la vocación del ser humano, entendida como la posibilidad de realizar creativamente ‘ca’quien’ su corrida vital y desde la infancia. ¿No es acaso la vida una corrida, pues a la carrera vivimos lidiando el calendario?  A veces me da la impresión de que México padece problemas serios de orientación; y no, no es que la geografía ande desorientada, sino que un gran número de sus H. Ciudadanos andamos embistiendo a lo bruto, vocacionalmente hablando. ¿Te acuerdas de aquello de Machado y su “de diez cabezas, nueve embisten y una piensa”? Muy taurina su estadística y ¿real? Dímelo tú.

Ya me dirás que me meto en asuntos que no me importan, pero vuelvo con lo de Pepe Alameda y te pregunto: ¿tu carrera -no hablo de títulos apergaminados-, es graciosa huída o apasionada entrega? Tú, sólo tú, lo sabes y qué bueno. ¿Yo? Luego te busco aquí…

__________________________________________________

Ayúdanos a seguir trabajando con el legado de Álvaro González de Mendoza haciendo un donativo a nuestra cuenta de Banorte; 0818580185, clabe; 072 320 00818580185 0

Alvargonzález “El Vallero Solitario” A.C.

Teléfonos: 31 52 14 00, 32 80 10 53 y 044 333 408 47 08.

Comparte si te ha gustado

1 comentario en «¡Ole!»

  1. Desconocía mi pasión por las palabras hasta que conocí al Vallero, de manera que creo que el mejor método para avivar pasiones es conocer a Alvar, la hora nacional debiera incluir a radio González, ya por mayoría de ideas, otra fuera mi suave-áspera patria con mayores recursos en la principal deficiencia nacional «la falta de entendimiento» pa jalar palante todos. Sigámosle terqueando en este apasionante verbotràfico.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.