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¿Una o dos?

Por Alvargonzález; 30 de septiembre del 2002

Hay de modos a modos para matar el tiempo y ni duda cabe que los hermanos Julián y Jesús tenían el suyo muy particular y muy propio del tiempo aquel cuando a los mexicanos les dio por matarse en el tiempo de la llamada Revolución.

Ni duda tampoco que Julián (él mismo se decía ‘Jolián’) fue hijo de su tiempo y luego de ser minero en su natal Hostotipaquillo aprendió el oficio de carnicero para luego convertirse en flamante general en esa época que generó tantos generales. Tal cual. A Guadalajara entró triunfante el memorable 8 de julio de 1914 (¿te acuerdas de ello o por qué se llama así la calle?) sumado a las tropas obregonistas-carrancistas-constitucionalistas (todo eso) que lograron batir a los residuos del Ejército Federal. Entró luego de que Obregón lo reconviniera por su brutal proceder en el asedio de la ciudad; es decir, por bruto en sus iniciativas bélicas que estuvieron a punto de dar al traste con la estrategia obregonista.

‘Jolián’, dicho en términos generales, era inquieto. Tanto que para 1915 ya no era lo que fue, sino que cambió de ‘ismo’: dejó de ser adepto a Obregón y se cambió al villismo. O sea, lo mismo pero con distinto credo, con lo que ello signifique o deje de hacerlo…

Si te digo que el 30 de enero de 1915 fue lunes, eso no tiene otra finalidad sino la de precisar los hechos; si te digo que había luna llena, eso tampoco tiene más intención que el tratar de que imagines claramente lo que ocurrió en la clara madrugada: al filo de las cuatro el galope de caballos comenzó a oírse en la compacta y silenciosa ciudad. Eran ‘Jolián’, su hermano Jesús –solamente coronel– y su tropilla tratando de tomar por asalto la ciudad para desalojar a los obregonistas con todo y su gobernador Diéguez. Si como estratega no era una luminaria, el ‘generalenjefe’ ‘Jolián’ tenía un revolucionario sentido del humor: para identificarse entre sí iban sin sombrero y ¡con una penca de nopal atada a la espalda! Todo bien, solo que el sorpresivo asalto falló pues las tropas acuarteladas repelieron la agresión de los villistas sin Villa (él pasaría por la ciudad un mes después y en volandas para acudir a la cita de Celaya donde acabó su revolución).

Eran las 4:37 de la madrugada cuando se oyeron –dicen que fue Jesús y no ‘Jolián’–, el grito de “pa’ que se acuerden los carranclanes a ‘quioras’ vinimos” y el tiro de mausser que ‘mató’ durante buenos años el mecanismo del reloj de Palacio. Y allí aún la cicatriz grande. Pero si te fijas bien hay otro balazo menor, marcado cerca del III. ¿Ese quién o cuándo?

Qué bonitos modos tan feos de matar el tiempo… O de intentarlo.

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Alvargonzález ‘El Vallero Solitario’ A. C. ‘Historia y Lenguaje’.

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1 comentario en «¿Una o dos?»

  1. Allá por los cincuentas, a un Gobernador, (González Gallo) se le ocurrió destruir joyas de piedra con el pretexto de la modernidad, y le puso en toda la máuser a edificios históricos invaluables, en vez de realizar un plan para que la vialidad pasara por fuera del centro, era más fácil que hoy, pues la ciudad era pequeña, en fin, como dijo nuestro señor, «por sus obras les conocereis», por otro lado, que bueno que existen fotos antiguas que no nos dejan olvidar esa historia tan devaluada por algunos de esos políticos que eran como semi-dioses en aquella época, y que espero no vuelvan a cometer esas barrabasadas.

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