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Oferta profesional

Por Alvargonzález; 12 de marzo del 2003

El andante azorado que va por las calles pensando qué te puede importar del bizarro paisaje urbano –o sea yo, vidente sorprendido–, de pronto encontré dos placas tan anunciantes de servicios profesionales como inspiratricez. ¿De qué? De más de algo…

En mis tiempos de preparatoriano, el que podríamos denominar tú y yo ‘menú profesional’ constaba de muy pocos platillos: unas cuantas variantes de ingeniería; medicina (que aún no se vislumbraba como ciencia supra especializada), la abogacía con el implícito anhelo de averiguar todas las chuecuras del Derecho; también la cuadrícula contable y si acaso se empezaba a hablar de una carrera con mucho futuro y que ha desembocado en una variante de ciencia ficción: la economía. Entonces no había más mercancías cerebrales adquiribles en la academia para salir luego a revenderlas en el tianguis profesional, pero ‘hoyendía’ cualquiera universidad desde seria hasta no tanto, ofrece ‘cientomuchas’ pistas para poner en marcha la propia carrera. Ofrecen preparar a los que se inscriben en ciencias de lo más diversas y algunas de ellas con matices de alto grado de bizantino surrealismo. Cambió radicalmente la antesala del tianguis –o mercado–, profesional.

Pero vuelvo a las placas. Por aquello de que las imágenes que acompañan mis letras a veces resultan incomprensibles, o viceversa, reproduzco la oferta profesional que enuncian y anuncian: la placa superior señala que allí hay un teólogo al servicio de la comunidad (supongo); la otra, menos elevada en metros e intenciones, afirma que en ese lugar hay quien aplica inyecciones ‘noche y día’. Extrañas profesiones ambas ¿no te parece? Por razones con cierta lógica –ignoro personalmente en qué condiciones de salud mental o de angustia iría yo a consultar a un teólogo, o si después de recibir ciertas inyecciones eso sea lo adecuado–, al leer las placas mi escasa sesera echó a rodar con rumbo al congestionado tianguis profesional y fruto de un sistema universitario que –me parece–, prepara supuestos profesionistas para… ¡Dímelo tú! La respuesta hipotéticamente darwinista de que en todas las áreas prevalecen los mejores, no me ajusta. Más bien me asusta el hecho dramático de que las universidades sean un vertedero enorme de recursos públicos y privados con alto nivel de evaporación, pues el final del proceso preparatorio resulta en la construcción de una enorme plataforma de profesionistas desempleados y frustrados que en no pocos casos terminarán aplicando inyecciones noche y día o dando asesoría teológica. ¿Repensar las universidades?

No le ‘buigas’ porque los que han hecho su profesión el preparar a otros para la frustra excelsa se te echan encima al grito de ¡todo está bien y ni modo! ¡Viva la Universidad!

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1 comentario en «Oferta profesional»

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