Y Luego…
Por Alvargonzález; 27 de julio de 1996
¿Jerez? ¿Cuál Jerez? Uno el de la Frontera con los moros y en España, y el otro también de frontera pero con los chichimecas. Este último no queda muy lejos, pero afortunadamente sí quedó distante de la ruta de un quesque “progreso” que en su avance iba dejando demolida y olvidada la Historia.
Afortunado Jerez, el de Zacatecas, que soportó incluso el embate revolucionario con todos sus “ismos”: mader-, carranc-, vill-, obregón- e incluso el bandoler- “ismos” que resonaron en tiempos del tronido porfiriano; también ha resistido a la revolución de traje y portafolio que se dio luego de que la pólvora rentada se acabó. Te lo pregunto con toda seriedad: ¿quién fabricaría la pólvora con la que se hizo la tan Mexicana Revolución? A veces tengo el presentimiento de que las ideas fueron mexicanas, pero las armas fueron de importación, si bien eso no viene a cuento con lo de hoy: Jerez.
Te decía: el nombre de la puebla zacatecana vino de lejos; transatlánticamente llegó en la mente de quienes emigraron en búsqueda de eso que tú y yo buscamos: la escurridiza felicidad. ¿Jerez de la Frontera? Más allá del grandioso –así dicen– Imperio Azteca, los feroces chichimecas, bárbaros, errabundos y norteños; nómadas cazadores que prácticamente desconocían la agricultura y cuya denominación en náhuatl –chichimecas–, era la antinomia de tolteca: el salvajismo opuesto a la creatividad artística o ‘toltecatl’. Así Jerez se asentó en tierra de los zacatecas (una de tantas etnias englobada en el chichimequismo), fronterante con la vastedad del norte áspero y antes que Guadalajara encontrara su asiento definitivo: en 1536.
Fui a Jerez para contarte que somos un país olvidadizo y que insistimos en construir el futuro con profunda amnesia. A mí se me había olvidado esa cita jerezana que –para consuelo– también olvidó la suavepatria toda. ¿Suave en estos tiempos del nomialcanza? En todo caso a Luis no le pasó desapercibida la fecha, y mi Serna amigo insistió en que fuera. Así fui, vi y ¿te cuento?
Ramón se fue de Jerez al seminario de Zacatecas; luego le dio por estudiar leyes y se metió a la facultad en SLP. Con eso de que todo el que escribe –¿tú no?– lo hace con la esperanza de que otros lean sus letras, Ramón vino a Guadalajara a ver si se las publicaban. Mal andaba el jerezano, pues Guadalajara no es buen mercado para letras y él lo constató. Un tiempo, me consta, estuvo usando su licencia para abogar por otros (título colonial de donde proviene lo de “abogados”) en un poblacho potosino; en El Venado. ¿Dónde queda? Donde quede es irrelevante. Por cierto, hay quienes dicen que el Lic. Ramón ayudó al idealista Francisco a redactar el llamado Plan de San Luis, que con sus bondades aparte fue el detonador de lo que llamaría Ramón “la epopeya…”. Te estoy hablando del 910, año en el que quizá el de Jerez decidió ir a donde se tiene que ir para sobresalir en la suavepatria. En la lotería nacional se ganó la vida con una mezcla laboral que incluía la burocracia, el magisterio y el periodismo. Te digo, eso de ser multilaboral para sustentarse, no es nuevo en estas tierras. Con todo y haber dejado físicamente la tierruca, nunca ella salió de su mente y no creas que es raro ese síndrome del emigrante. Es muy común.
Si vas a Jerez, pregunta dónde nació, cualquiera te responderá. Si vas a México –¿cuántos Méxicos es México?–, pregunta dónde está la Suave Patria, esa de la profecía del niñodios regalándole un establo y sus veneros petroleros escriturados por el diablo. ¿Alcanzas a percibir que “establo” y “estabilidad” son consonantes fonética y etimológicamente? Y no es por alarmarte con noticias filológicas, pero “venero” y “venéreo” proceden de la misma raíz, o sea de un ‘de profundis’ que puede ser admirable o lamentable. Así la veneración es un sentimiento muy profundo y personal, que brota de la intimidad anímica; y lo venéreo brota también de otra intimidad más friccionante y anatómica. Tal vez la veneración petrolera –¿te acuerdas de López Portillo?– ha sido la causa de que la economía ande padeciendo males vergonzantes y adquiridos por inoculación de bichos vía… Mejor eso lo dejamos de lado. Jerez, con su nombre de viñedo andaluz, no está muy lejos y bien vale la pena ir y bebérselo por los ojos con todo y la Suave Patria.
El maestro Valenzuela estaba convencido de que el poema de López Velarde, no era sino elevar a la ‘N’ potencia el encanto de un Jerez que siempre acompañó al poeta a donde fuera; de una suavepatria urgida de redimensionamiento en 1931 (¿ya no?) y reposicionamiento (en lenguaje del marquetín). Una suavepatria –diría Valenzuela– “que debe retornar benéficamente a la provincia como conglomerado de municipios y dejando de lado términos huecos como “Federal”… en la realidad México es, con mucha aproximación, Jerez… (y) prescindiendo del cosmopolitismo de las grandes ciudades que son todo y son nada…”.
…“Unidos en el viejo balcón que ve al poniente, hablemos tristemente, largamente, de dichas muertas y de tiempos idos”…
El mexicanismo de la Suave Patria comienza por afirmar que es tan suave como un regazo y sugiere que dejemos ya de presumir de ella a lo mexicano; que hablemos de ella con “épica sordina”; con objetividad. Objetivamente ¿qué somos? ¿Invencibles? Me temo que no. Como periodista, en un artículo López Velarde sugería que hiciéramos una patria “a nuestro tamaño… hecha para la vida de cada uno, individual”, y luego que la “epopeya” (léase La Revolución) acabó (¿acabó?) con la idea de una patria pomposa, multimillonaria… “Han sido precisos –escribió– los años del sufrimiento para concebir una patria menos externa, más modesta y probablemente más preciosa…”. Si un día vas a Jerez, busca en sus portalejos las cicatrices de una revolución que allí pasó galopante con todos sus “ismos”, y con su furia desatada que dejó de lado los ideales para convertirse en marasmo. En la cantera jerezana las huellas de balas que fallaron en su objetivo: matar mexicanos. ¡Cuánto dolor y sangre costó “la epopeya”!
A mí se me olvidó, a la suavepatria también, pero a Luis, no: el 19 de junio de 1921; de bronconeumonía, y después de haberlo profetizado en su poema “33 años”, a esa edad murió quien fuera designado “profeta” por Vasconcelos: “…un profeta que no alcanzó a hacer más profecías”. Murió en ese Jerez que había transportado hasta la Mesa Central su corazón de emigrante. Se cumplieron desapercibidamente 75 años de la muerte del poeta.
“A la nacionalidad –escribió– volvemos por amor… y pobreza. Empezamos a observarla, castellana y morisca, rayada de azteca, y una vez que quitamos de su cuerpo las pinturas de olla de sindicato (tal cual lo dice), ofrece el café con leche de su piel…”.
Te digo: fui a Jerez a ver la suavepatria del poeta. Nuestra Suave Patria.
____________________________________________________________________________
Si te nace y está dentro de tus posibilidades, mucho agradeceremos tu colaboración económica para solventar los gastos que genera la difusión de la obra de Alvargonzález.
Banco Bajío, número 17895475
A nombre de la AC. “Alvargonzález el Vallero Solitario”.
He cooperado ya porque para cambiar este sistema egoísta hay que dar, como Álvar toda su vida DIO.
Me gusta el poema y completa magníficamente los datos de la vida del autor Ramón López Velarde