Y Luego…
Por Alvargonzález; 30 de enero de 1997
En sentido estricto, un “auditor” resulta ser una persona que oye y por aquello de audio, pero extrañamente los de la Secretaría de Hacienda poco oyen y mucho ven. En los remotos tiempos coloniales, la entonces Real Hacienda tenía una mejor separación de funciones, y así existieron los Oidores –auditores– y los Veedores o videntes de la realidad para evaluarla supuestamente.
Eso te lo cuento –Hacienda y el chirriar de dientes aparte– para aterrizar en una realidad innegable: la TV nos ha conferido el título conjunto y personal de Veedores y Oidores y por el hecho de que consumimos ese chicle cerebral, que entretiene y desgasta las mandíbulas sin nutrir gran cosa, y en mayor o menor grado. Cuánta tele tú, y cuánta consumo yo, es cosa de ca’quien, y es misterio que tratan de descifrar los encuestadores que día tras día andan averiguando las dosis televisivas que nos aplicamos para fines de publicidad y marquetín.
Según los encuestantes, muy pocos en el mundo madinusa (hecho en USA) quedarían ajenos al Tazonazo, en el que una bola de formidables y robustos negros corretearían una bala-balón (en griego ambas palabras son lo mismo) comandados por otra bola de blancos ordenando la forma de repeler o impulsar ataques robayardas contra el enemigo. Las estadísticas no se equivocaron, pues hasta yo y de rebote –en repetición– quedé incluido anónimamente en la multimillonaria cifra de veedores de tan simpático deporte. ¿Simpático y simpatético? ¿Futbol Americano? Lo que los respetables encuestadores nunca podrán precisar es el hecho de que lo mismo, visto por diferentes ojos, puede resultar otra cosa y eso a propósito de que casi estoy cierto de que ambos, tú y yo, de alguna forma nos echamos por los ojos el Tazonazo, pero nuestras respectivas raciones las digerimos en forma diferente
¿Futbol? Creo que no, y por la poca intervención directa que hay entre balón y pie; me parece que la proporción entre ‘foot’ y el ‘ball’, hace engañosa la denominación de un deporte muy ¿Americano? En ese sentido sí hay corrección y también por razones de proporcionalidad: cada vez más este continente es más americano.
Los autoproclamados “americanos” por antonomasia no inventaron el deporte, sino que lo adoptaron de uno ancestralmente practicado en su matriz britona: el Rugby, cuya esencia es la misma, o sea atravesar a como dé lugar el territorio enemigo hasta vulnerarlo en la meta con una bala-bola ovoide.
Como su derivativo, el Rugby es cosa macha en grado de exceso y manifestación de resistencia a la rudeza del combate cuerpo a cuerpo.
Sí, no vayas a pensar que eso del machismo –que en cierta forma se refleja en nuestro deporte “nacional” o charrería–, es cosa exclusiva de los meshicas o los quesque latinos.
¡Qué va! La manifestación inglesa de la complejidad anímica denominada “machismo”, es precisamente un deporte amparado por un bello lema publicitario: “dona sangre, juega Rugby”.
Peor te la cuento: es deporte de invierno, lo cual significa que a mí me encantaba ir a presenciar cómo en pantaloncillos y camiseta, unas jóvenes se aporreaban bajo cero en tanto yo ni me atrevía a quitarme los guantes.
Igual que el Americano Futbol (?), es deporte invernal, pero a diferencia de los Patriotas de Nueva Inglaterra, en la Vieja, el Rugby se practica patrióticamente sin casco ni protección alguna.
Resultaba sumamente agradable a mi oído escuchar cuando las testas rudas británicas chocaban a punto de desmadeje.
“Dona sangre…”, se escucha perfectamente el crujir de los huesos, y como dices tú: “pos ca’quien”.
Algún día tal vez te cuente cómo del Cricket, un deporte con características teológicas, pues presenciando los partidos comienzas a entender lentamente lo que es la eternidad; sí, del Cricket derivaron nuestros norteños vecinos lo que pomposamente llaman “el rey de los deportes”, dado que soberanamente ellos solitos juegan sus mundiales ligas con lo que muestran que el continente chico les queda para sus jonronazos.
Bonito jueguito ese de correr a casa o ‘Home Run’…
Los intelectuales de sepa y cepa hablan de “diversas lecturas” de un mismo hecho, lo cual no es sino una forma cursi de decir que “ca’quien ve las cosas con sus propios ojos respaldados por la muy personal sesera”. ¿Te sorbiste tu dosis de Tazón? La mía me supo a recuerdos vividos de tiemposidos.
Me acordé de Gore Vidal, petulante escritor californiano que se dice procede de nobleza veneciana y rancia, y quien –por más señas– detesta a los mechicanos habitantes de California. Con todo, alguna vez lo oí diciendo algo contundente y estrujante refiriéndose a los medios electrónicos: “nunca en la historia de la humanidad había sido posible que tan pocos pensaran por tan muchos…”. Y eso a propósito de la sutil mecánica del marquetín que en un momento dado es capaz de congregar a cientos de millones de pares de ojos y ponerlos a ver lo mismo.
Entre pasmoso, terrorizante (sic) y asombroso, ayúdame a escoger el adjetivo. ¿Viste a Lucerito con Sujares (que mío no es)? Yo tampoco… Poquísimos pensando por tan muchísimos; o enfocando el pensamiento colectivo o anulándolo, o enajenándolo mediante la focalización convergente hacia un punto concreto para obtener ganancias monumentales. ¿No quieres comprar un minuto de Tele a 600 mil pesos? Yo sí…
Pero volvamos a sorbernos el Tazón, y en blanco y negro, tal cual.
La negritud indudablemente es otra bendición del Altísimo para un país que con sólo el cinco por ciento de la población mundial, benditamente consume el 35 por ciento de la energía que se produce en el planeta.
Y es a propósito de la tal energía que la negritud se ha convertido en proveedora de músculo energético y deportivo para disfrute de la blanquitud anglosajona.
Hasta donde alcancé a ver –veedor–, era una mayoría negra correteando la bala, ¡dirigida por blancos! Se supone que la pieza fundamental del jueguito es el denominado “Mariscal de Campo” (tal cual), que en ningún equipo de tan americano futbol es negro: tropa y mandos con distinta pigmentación cutánea. Interesante, ¿no te parece?
Si se trata de encestadores y al botepronto, negros en su mayoría; si se trata de mastodontes dándose a reventar y con los puños, negros.
En el caso del quesque “rey de los deportes”, como el esfuerzo energético no es tan exhaustivo, allí la proporción blanquitud-negritud, creo es más o menos equilibrada.
Espero que hayas disfrutado tanto como yo tu dosis de Tazón. ¿Cuándo asumiremos con plena conciencia nuestra función como auditores y veedores? Creo que es conveniente convertir el hertzio en el Aula Magna que requiere la educativamente desnutrida suavepatria.
Por cierto, mi precario intento duró poco más del año. ¿Cuál? El de pasar un buen rato reunidos en un canal televisivo, para asomarnos –cámara en ristre– a rincones insospechados de nuestra historia.
Disfruté enormemente la sensación de vértigo que produce echar a volar las imágenes acompasadas de verba, sobre este benigno (¿será eso?) Valle de Atemajac ¡Hasta Agotar Existencias! Fue el propósito, y agotado he quedado por el momento, y si no me viste, piorpa’mí.
Mañana viernes me bajo de la antena o me bajan, lo mismo da.
Táte bien, luego te busco.