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Trail

Y Luego…

Por Alvargonzález; 31 de mayo de 1997

¿Romero tú? No es que ande jugan­do a las adivinanzas con los apellidos, sino que prefiero advertir certezas: tú y yo, eso, romeros y por cuestiones entre atávicas y genéticas que acaban siendo lo mismo. Por razón de abuelos –que eso significa ‘ataves’ en latín– y de ellos el genoma que traemos prendido indeleblemente, romeros somos.

Que una actitud fundamental y ro­mánica se haya convertido en apellido, es cosa aparte. Para los habitantes del imperio más formidable que ha cono­cido la Historia de la Humanidad, era igualmente ¡imperativo! ir, por lo me­nos una vez en la vida, a la capital; a Roma, ciudad por antonomasia. ¿Te acuerdas de que “todos los caminos llevan…”? ¿A dónde? Por favor no ven­gas con la simplada de que conducen al DF, porque tan defeño término no hubiera servido para los de la telefonía celular y su pregonado ‘roaming’, que no es sino derivación de aquella con­vergencia de caminos imperiales y romanos adaptada a la quesque modernidad (pronuncia eso de ro­min y verás que resuena a Roma). Del viaje a Roma, la Romería, y de la romería…

En activa o en pasiva, pareciera ser una característica de la Humanidad. Cada 12 de diciembre la Basílica (dis­frazada de Auditorio Nacional por el Gran Arquitecto de México) se llena de romeros –activos– y de televidentes-­bien-pasivos. Cada año y con precisión, las carreteras que conducen a San Juan de los Lagos se saturan de pere­grinantes; los caminos hasta hace poco montaraces hacia Talpa, igual. Chalco, San Juan Nuevo, Plateros, y ¿qué me dices de Zapopan el doce de octubre?, son puntuales destinos de las llamadas con toda exactitud Romerías.

En otra escala y con nombres específicos, el viaje a Tierra Santa –como mandato intrínseco o anhelo cristiano y a la Jerusalén sagrada para judíos, cristianos y musulmanes (por orden de aparición histórica). Y cada año el Ramadán islámico se convierte en noticia por los inevitables accidentes origina­dos por la tumultuosa visita a la Meca ordenada en el Corán y semejante al mandato románico de ir a rendir culto a los dioses imperiales en la Capital. Tal vez, y es una hipótesis con cierto fundamento, de allí derive incluso la expresión esa de “manda”, que me suena semejante al milenario término “mandato”, muy propio de em­peradores que igual se ostentaban como dioses.

Te digo, en activa o en pasiva estoy seguro que has experimentado al “ser romero” que está dentro de ti y de todos.

Camino a Zapopan, a La Villa de Guadalupe, a Talpa, a San Juan, a Plateros, ¿a dónde? Dímelo tú.

Espero que salgamos de acuerdo en que primordialmente las “romerías” tienen un respetable motivo religioso.

Eso, diría el jurisconsulto, en primera instancia.

Pero ¿en segunda? Tal vez eso fue lo que me sorprendió cuando de paso por un secundario lugar de Wyoming (Guayoming se dice y ya sabes, claro), en un secundario periódico leí la explicación a una escena que me pareció tan inexplicable como Jólivud o Hollywood).

¿La escena? En medio de esa Gran Planicie, carretas que parecían objeto de filmación cínica –de cine–, desplazándose por un denominado ‘trail’; y digo eso de “denominado” porque de trecho en trecho de la carretera letreros anunciantes de los tales ‘trails’, con nombres tan simpáticos como “Santa Fe” o “Nez Pierce” (que es algo así como “nariz perforada”).

Las viejas rutas de la migración al oeste luego de que cambió de manos propietarias.

¿Qué eran esas carretas –tal cual “de película” o como se ha compactado la expresión en las bocas juveniles y televisivas: “de peluche”– que resaltaban con su anacronismo cerca del ‘jaigüey’? No lejos del pavimento, por caminos primitivos.

Una re-actuación. ‘Reenacting’, en términos textuales del diario de Casper, de mormones viajando desde Nauvoo en las márgenes del Mississippi hasta ¡Utah y la ciudad junto al lago salado! ¿Romería o peregrinación religiosa? Creo que al elemento religioso se suma algo más en ese caso que me tocó presenciar en Wyoming, y porque los “actores” vestidos con atuendos de época repetían una escena del teatro histórico que transportó su “civilidad” –forma de entender el complejo término “civilización” de una parte del territorio norteamericano, a la otra.

Penosa tarea.

Desde Illinois, a través de Missouri, Nebraska, Wyoming, para “aterrizar” con su respetable credo político allí en Utah, y hace menos de 150.

Dentro de las muchas formas de entender La Biblia que le dieron unidad a los Estados Unidos, la de los mormones desencajaba.

Paradójicamente eran respetados-perseguidos de conciencia.

En ese sentido el ‘reenacting’ además de religioso tiene un sentido político; o histórico, que es lo mismo que lo otro: re-crear el abandono de las fertilidades del Mississippi para refugiarse en la hostilidad semidesértica de Utah, aprovechando la ampliación del fraccionamiento norteamericano.

Credos religiosos y políticos impulsando una romería con carretas en pleno siglo XX y en medio del país que más idolatra al automóvil… Paradoja. Pue’quesí, pero con poquísima sensibilidad –como te consta la tengo– alcanza a impactar.

¿Enseñanza? Los mormones, como añadido a su monumental Tabernáculo y allí junto al igualmente monumental Lago Salado, cuentan con el archivo más completo sobre genealogía.

¿Cómo te apellidas? Si quieres averiguar algo sobre tu procedencia, enfila precisamente hacia ¡Utah!

Y es precisamente en ese punto de la geografía anímica –de la construcción del territorio genético–, que me pareció entre alucinante y encantador contemplar (tal cual) esa peregrinación reencarnante de algo sociopolíticoreligioso.

Y algo, así de enchorizado tiene que ver con tu apellido y el mío.

Claro que ‘pioneer’ suena hasta a marcaregistrada.

Pero y ¿los pioneros (primeros) que por sus muy particulares razones trajeron a estas tierras tu apellido y el mío, cómo crees que llegaron? ¿Hace cuánto? ¿Qué les impulsó a buscar la felicidad aquí?

Romeros todos, tú y yo; peregrinos en el tiempo e hijos de un peregrinaje histórico más o menos documentado y mucho más indocumentado que lo’tro.

Con decirte que los aztecas fueron mal recibidos en el mismo Valle del Anáhuac… ¡Los mandaron al pedregal a comer víboras! Los mismos chicanos son descendientes de un novedoso ‘trail’ fronterizo.

El mundo, lo que sea o deje de ser, es el resultado del peregrinaje humano.

De la Romería olvidada, aparentemente, pero bien actual.

Re-creación; recreo fatigante el de los mormones por su ‘trail’.

Y ¿si máximas o mínimas casas de estudios; colegios imitantes ‘Du College De France’ –investigadores que orgasman con obviedades informes sobre lo mismo–, intentaran re-crear las fatigas de los Caminos Reales por los que llegaron nuestros apellidos a estas tierras? ¡Horror! Ellos son hijos del gabinete, no de la rienda que conducía carretas y diligencias.

Ellos usan ‘levi’s’ como estigma de época y atuendo de tribu inteleptual; ellos… ¡Ellos saben el caminoreal a la beca y no saben del esfuerzo muriático y desgastante de la reconstrucción histórica! Ellos son los dueños de una historia hechalamedida que nos queda paticoja para descifrar el mito del futuro.

¿Será la Historia sólo cosa de bibliotecas? La Historia también es vivencia actual y romería inacabada.

Una tarde, pasando por Wyoming, los mormones me dijeron que… ¿Me dijeron? Ellos ni siquiera se dieron cuenta que los vi caminando por su ‘trail’ añejo que los llevó a Utah, pero sentí que algo me dijeron, ¿a ti no?

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2 comentarios en «Trail»

  1. Este texto me hizo reflexionar mucho como siempre solía pasarme cuando escuchava las conversaciones tipo monólogo que espresava de manera peculiar en la radio. Esto me hizo sentir de nuevo la sensación de estar entendendo algo importante y por más, interesante..
    Cuanta falta hace su voz, parece increible, personas que dejan un espacio terriblemente ocupado y acaparado por toda esta mierda y basura que nos Rodea…
    Se te extraña…

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