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Agotamiento Lacrimoso

Trivias tapatías por Alvargonzález

En Guadalajara se agotaron las lágrimas y así lo dicen las crónicas de época. Tantos fueron los muertos que ya no había forma de llorarlos; tantos que macabros carretones transitaban temprano por las calles para recoger de las casas a los difuntos del día. Fue el año del Cólera. 1833. Miles de difuntos que no era posible depositarlos en los llamados ‘camposantos’ adjuntos a las iglesias. Así y antes de que la República Restaurada desacralizara los cementerios, fue preciso habilitar un panteón lejos de todo y un fraile lego franciscano, Fray Sebastián de Aparicio homónimo del primer trazador de carreteras en el Nuevo Mundo, fue el primer ocupante del llamado ‘Panteón de Los Ángeles’ en la rivera oriental del río de San Juan de Dios en tierras lejanas. Un fraile para mostrar a la población civil la anuencia eclesiástica del lugar. Casi 30 años anterior al primer panteón civil, el de Belén, el de Los Ángeles estuvo en funciones largo tiempo y después de la peste. Incluso se cuenta que entre sus huéspedes estuvo el Dr. Antomarchi, quien asistiera a Napoleón Bonaparte en su lecho de muerte. Su lápida igual que las de miles de tapatíos allí depositados, desapareció cuando el municipio determinó construir en el lugar un espantoso estadio deportivo en 1930. Luego en 1950, el estadio cayó y en su lugar apareció la vieja central camionera.

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2 comentarios en «Agotamiento Lacrimoso»

  1. Me gustaría haber visto el río San Juan de Dios. En veces veo ciudades chicas con su río a la orilla y no me alcaza la imaginación pa inventar el progreso que elimina tal naturaleza, será que no me dedico a la ¿construcción?

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