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¿Amo?

Por Alvargonzález; 15 de enero de 2004

Como tantas veces te he dicho: “‘pos’ ‘pérate’ pues”, y porque así se acostumbraba decir aquí en Guadalajara. Esas tres letras que encabezan nuestra ‘articulancia’ hoy, son una muestra finísima de que La Historia es un delicado juego de palabras. ¿Amo? Si esperas que te cuente algo sobre mi chata vida amatoria, te equivocas porque el asunto concordante con las fechas de un enero que va encarrerado es precisamente ese ‘Amo’ convertido en bronce y frente al Mercado Corona. ¿Amo? Sí, el llamado “Amo Torres” (‘quesque’ era bien ‘buenonda’ con sus seguidores) y que habiendo nacido en Piedra Gorda, Guanajuato, vino a morir descuartizado –para que mejor me entiendas: desmembrado en cuatro partes y por caballos tirantes– aquí en la ciudad y en ese punto honrado por su estatua. ¿Su delito? Ser insurgente y primero ganar, y luego perder…

¿Zacoalco de Torres? El apellido se le puso al pueblo porque por esos rumbos el guanajuatense y su tropilla les arrimaron una soberana zumba en octubre del 810 a los defensores del régimen virreinal; a los realistas, que en realidad no sabían lo que defendían (si bien, ese mismo argumento sirve para decir que los insurgentes tampoco sabían contra lo que combatían), puesto que España estaba en poder de Napoleón. Unos llamados ‘realistas’ contra otros bautizados como ‘insurgentes’, y con eso del juego de palabras ¿nunca te has preguntado qué es en realidad la tal ‘realidad’? Por favor no me acuses de boruquiento, pero lo ocurrido en 1810 y luego del Grito, visto a la distancia de 194 años tiene realmente tono de boruca monumental y sangrienta. Es decir, como toda revolución, y la de Independencia no tenía por qué ser distinta. En realidad…

Trato ahora de aclararte realmente (?) por qué te muestro esa buena estatua de José Antonio que está allí junto al Mercado Corona. Porque él fue quien luego de limpiar el campo de realistas invitó a Miguel Gregorio Ignacio Antonio Hidalgo y Costilla Gallaga (largo nombre para quien tú y yo conocemos simplemente como ‘Hidalgo’) para que con sus 80, 90 o cien mil acompañantes vinieran a la ciudad a agarrar aire para luego seguir su batallar en pos de una independencia cuya intención era muy justificada, pero en su metodología tenía ciertos defectillos que aún seguimos padeciendo. De noviembre de 1810 a enero de 1811, Guadalajara fue la capital de un país que existió sólo por decreto de Hidalgo; o sea que desde hace buen rato y por buenos decretos somos la pura perfección. ¡Viva México! Suena a Grito, ¿no?

Enero de 1811: como ahora se dice en tono ‘globalfatídico’, “La Madre de todas las Batallas” se preparaba en la ciudad. Por estos días hace 194 años todo estaba listo ya. ¿Para qué? Para que a los cuatro meses exactos, contados a partir del Grito de Dolores, el batallar de Hidalgo concluyera a diez leguas de la ciudad. Te digo: mucho grito y poca guerra la de Hidalgo. ¿Independencia? Dímelo tú…

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1 comentario en «¿Amo?»

  1. En la actualidad todavía nos falta consciencia el porqué y para que estamos inconformes, con posibilidades de luchar contra un gobierno que es simulado, y el verdadero gobierno está fuera de nuestra patria y fuera de nuestros intereses. No sabemos para quien trabajamos con esas inconformidades. Falta entender porque las revoluciones son un gran negocio para las empresas más lucrativas del mundo.

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