Aniv. de la Rev. (1)

Por Alvargonzález; 17 de noviembre del 2003

¡Sesgado! Ya he sido acusado, con sobrada razón, de utilizar el telar verbal para hacer mezclillas verecundas a grado de difamación. Debía seguir el consejo de mi amigo el académico O. Avalos, quien luego de señalarme que no me ‘avala’ en mis decires mal tejidos, dice que mejor me dedique a buscar chamba como inspector de mercados y tianguis. Pero ¿si me das otra oportunidad -esta-, para expresar mis sesgadas teorías? Si no te convenzo puedes solicitar a las cabezas del diario que me ‘descolumnen’ de pé a pá pasando por pí. ¡Eso debe doler! Me corro el riesgo, pues.

La Historia -me parece, creo, considero, pienso-, es un delicioso, delicado, entretenido y divertido pero muy peligroso y aun explosivo juego de palabras. ¡Zas! Enunciar es una cosa, sostener con evidencias otra, y a ello pretendo ir con la venia de la H. Academia y luego de pedirte que trates de ver la foto -sesgada- que ‘ahitá’. La placa, que está donde está y espero alcances a leerla, resulta ser todo un poema involuntario a la clara confusión resultante del juego de palabras que es la tal Historia: ‘Parque de la Revolución…’, comienza diciendo. Y utilizo la bien fijada placa -1936-, para que juzgues.

¿Parque? Para abreviar sólo te enuncio algunos de los significados del término. Sí, lugar en la ciudad, con más o menos pasto y árboles, p.ej. Parque Metropolitano. Pero ¿has oído hablar de ‘parque vehicular’? Eso ya no tiene que ver con pasto y plantas sino con multitud de vehículos. Y ¿qué me dices de la célebre frase del Gral. Anaya a quienes llegaron a visitarle a Churubusco en 1847, aquella del “si hubiera parque ustedes no estarían aquí…”? Suena tronante ¿no?, pero lo de ‘parque funeral’ es más apacible…

¿Parque? Todas las derivativas me parece fundadamente (debo ampararme así) que provienen de los tiempos de la otrora guerra convencional -asunto distinto- y cuando los ejércitos se enfrentaban en un campo de batalla predeterminado. Las tropas, en un espacio delimitado y protegido -El Parque-, situaban los elementos de guerra y para sostén del ejército: vituallas, armamento de reserva, pólvora, etc. Así aquel espacio para el repuesto bélico, cedió su nombre a los elementos de combate: “si hubiera parque…”, y su expresa delimitación ‘fronterante’ sirvió para designar espacios urbanos concretos, y vehicular o -metafóricamente-, para contabilizar lo que puede ser colocado en un ¡aparcamiento!

¿Parque de La Revolución? Vista y leída la placa en forma ‘sesgada’ hasta puede sonar a invitación para que académicos e investigadores averigüen de dónde tanto parque vino a México para que muchos mexicanos murieran -¿un millón?-, en un proceso que tal vez ganaron ellos: los que mucho parque nos ‘dieron’ para ‘darnos’ duro. Es que ya viene el Aniv. De la Rev. y hay que festejar. ¿Qué? Que hubo mucho parque, entre otras cosas…

Transcripciones de algunas conversas  radiofónicas de Alvargonzález aquí; Transcripciones

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