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Britones-Werre

Y Luego…

Por Alvargonzález; 28 de junio de 1997

“Protégenos Señor de los Norman­dos…”, decía en perfecto latín un himno europeo y medieval. ¿Normandos? Sí, del hombre del norte o del ‘North­man’, hijo del invierno largo y señor de la ¡guerra!

Tengo malas noticias hoy para ti; malas noticias históricas, si quieres en­tenderlo así, pero con una vigencia es­pantosa: La Historia es un compendio de muchas guerras y de muy pocas pa­ces. Mejor dicho, la tal Historia no se ocupa mayormente de las tales paces, y con ello tal vez revele una parte terrible del alma humana: nos gusta vivir en paz, pero no sabemos cómo hacerlo. Ese aparentemente innocuo decir que se aplica a los niños con el “qué guerra das”, es un poco transparentar nuestra capacidad anhelante de la paz, pero ¡dando guerra! ¿Das tú? Yo tampoco…

Y sucede –fíjate qué coincidencia– que la malapalabra “guerra” es preci­samente de origen nórdico; normando, y empezó escribiéndose ‘werre’ en viejos dialectos anglo-sajones. Quién sabe por qué extrañas circunstancias –o nada extrañas–, desde siempre, los que han aprendido a defenderse de los inviernos feroces han sido los amos y señores de la guerra; inventores de armamentos de una gran efectividad y complejidad para un fin muy simple: aniquilar al enemigo. ¡Somos tan frágiles que hasta un cuerno de chiva(o) basta para arruinarnos!

Debe tener siglos navegando en nuestra castellana lengua el refrán ese de que “en el amor y en la guerra…”. ¡Hasta el opio! Y así, como corolario de la sedienta necesidad britona por el té –producto de China al mundo–, Hong Kong y sus islas accesorias fueron “rentadas” por un imperio decadente a un imperio en ‘crescendo inmoderato’. La sutileza britona se valió de un arma demoledora: el opio; para reblandecer cualquiera resistencia en el principal embarcadero de té –‘chí’, su nombre chino original– hacia la Inglaterra Victoriana. En 1842, y gracias a un tratado comercial no suscrito sino implícito, la transacción –té por opio– desprendió geopolíticamente de China a Hong Kong. Mira la tele y ve cómo Hong Kong vuelve a China.

Mi maestro Martí Ibáñez, solía notar dos singularidades del pueblo inglés: “en el mundo hispanohablante se toman tés cuando uno se siente mal, y los britones se lo toman porque están bien…”. Y es cierto: Inglaterra es impensable sin té… y sin las grandes fortunas que se hicieron en torno al bebistrajo. Pero más decía: “Inglaterra es (fue hasta hace bien poco) el único país en el mundo cuya policía no porta armas… pero también es el único país que ha intervenido en todas las guerras de alto calibre en la Historia contemporánea”. Por cierto y a propósito de té, guerras, vinculaciones internacionales, y digestivos históricos, la mínima guerra de independencia de USA comenzó cuando unos emigrantes disfrazados de indios, hundieron un cargamento de ¡té! en la bahía de Boston. Te digo, son simpáticos los normandos… Pragmáticos.

En efecto, la policía inglesa no portaba armas; y lo otro también es cierto. En ocasión anterior pretendí contarte que la palabra “deporte” tiene mucho que ver con “puerta”, y que en sentido estricto los deportes se practican de-la-puerta-hacia-afuera. O sea que hay que salir de casa para tal efecto. ¿Es un deporte la guerra? Ya no, pero sí fue y durante siglos (y sobre el asunto no me extiendo porque sobre él bordaré en un librito que echaré a circular en febrero del 98). Pero tuve la suerte de corroborar en carne ajena –y mucha– el sentido deportivo que los britones (anglosajones) dan a la guerra.

¿Te acuerdas de Las Malvinas? Falkland les llaman sus britones ocupantes. Aquello fue una guerra de opereta y fundamentada en lo que el propio Borges afirmaba de que “los argentinos son unos italianos que hablan español y se creen ingleses…”, por lo cual quizá no creyeron que por unas islitas en el Atlántico Sur fueran sus “pares” a darles de bofetadas… Y dónde que Galtieri le declara la guerra a Thatcher, y dónde que los britones le dan media vuelta al mundo –con todo y principito Andrews a bordo del barco– y les surten un fenomenal soplamocos. ¡Sopas! Noticia del ‘82 que me tocó vivir en su jugo, pues llegué a vivir al quesque Reino Unido en pleno fervor guerrero. Nunca en los larguicortos años que estuve allí, vi a pueblo más feliz y sonriente que aquel que contemplaba en la televisión el “partido” Argentina-Inglaterra. Y nunca volví a ver –salvo en playas Baleares– una exhibición tan enorme de glándulas lácteas de secreción externa (senos) como el día de la gran recepción de los “héroes” victoriosos del mano a mano insular. En el Támesis, las muchachas se levantaban o bajaban camiseta o vestidos para mostrar sus sinuosidades chichescas a los vencedores.

¡La guerra! Tal vez vivirla no sea tan grave como morirla. ¿Vivirla? Es que hasta los textos de la llamada Historia Sagrada están rellenos de ella y de sus estadísticas macabras; muertos convertidos en cifras que ni remotamente reflejan el sufrimiento. Y los Normandos son eso; señores de la guerra (nada simpáticamente fue en la España soleada, y cuando Napoleón, que se acuñó el término “guerrilla” como diminutivo igual de punzocortante).

‘From the halls of Moctezuma, to the shores of Tripoli…’, y yo no lo inventé. Es el himno de los Marines norteamericanos, dignos descendientes de los que han combatido todas las guerras “serias” de la modernidad: “desde los palacios de Moctezuma hasta las plazas de Trípoli…”. Lo siento mucho, te decía, pero esa notable noticia-histórica sigue siendo cierta; en el lamentable recuento de la “civilización” no hay empates, sino vencedores y vencidos. ¡Oh, miseria humana! Y los normandos siguen siendo los maestros del arte. ¿Arte? Si Ovidio escribió el ‘Ars Amandi’, Julio César dedicó su tiempo libre y su mano cuando no empuñaba la espada, a escribir el ‘Ars Bellum’, o el “arte” de guerrear que de poco sirvió cuando Alberico –el Godo, Normando–, entró y devastó Roma.

Todo un arte perder guerras… para ganar; para seguir ganando. El pragmatismo britón se desprende de Hong Kong… ¿Pierde? Con decirte que cuando se “desprendió” de Estados Unidos, salió ganando… Y cuando le “regresaron” a Gandhi La India, también. Y Palestina la “desocuparon” para que se creara el Estado de Israel. ¿Te gusta el ajedrez? A veces hay que perder piezas para… Cuando la guerra de los Boers (“campesinos” en holandés), decretaron “empate”, y tanto britones como holandeses elaboraron el ‘apartheid’ y sacaron el oro de Sudáfrica: “pa qué nos peliamos si ajusta pa todos…”.

¿Inglaterra pierde Hong Kong? Conociéndola pienso que algo espera ganar, y más allá de la parafernalia publicitaria del marquetín. No te pierdas el espectáculo, porque para eso estamos; para consumir noticias y para no entender La Historia. ¿Te gusta la guerra? Por si no te habías dado cuenta, de eso están hechas las tales noticias: de guerras, y en un mundo que sigue hecho de Norte a Sur. “Protégenos Señor de los Normandos…”. Rezaban en la edad media.

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1 comentario en «Britones-Werre»

  1. La historia son muchas historias, en este caso son las guerras por la conquista del punto azul. ¿Qué haría Alejandro Magno si tuviera las armas y tecnoogía actuales? ¿Qué no hay humanos actuales con espíritu de Alejandro Magno?

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