Por Alvargonzález; 24 de diciembre del 2003
De hábitos están llenos los conventos; y de hábitos estamos repletos tú y yo. A las pruebas me remito y espero me sigas leyendo, porque ya se me hizo costumbre buscarte aquí lunes y miércoles, lo que me parece un buen hábito personal. *
Luego de un rodeo, lo que es habitual cuando me pongo al habla contigo, trataré de ir al tuétano del asunto. Considero que los que llenan sus decires o escritos con citas de famosos, más que darle sustentación a lo que intentan manifestar, lo que pretenden es impresionarnos con su erudición. Hoy, sin embargo, me veo obligado a citar lo que dijo el Gral. Obregón cuando se enteró de que empezaba a utilizarse una nueva y volátil arma; él, que había hecho sus miles de kilómetros de campaña ‘revolucionante’ por tierra, dictaminó que la aviación serviría “para asustar pendejos…”, tal cual, mas luego de un corto silencio añadió un rotundo y enigmático: “sí, entonces va a ser muy útil…”. Eso viene a cuento porque el latín, a pesar de tener dos mil años de estarse muriendo, al recurrir a él o a latinajos como lo hacen no pocos leguleyos ‘malhablantes’ del castilla, lo hacen sólo para impresionar a las multitudes a las que hacía alusión genérica el reflexivo Obregón. Tú no encajas en esa categoría y por eso entiendes que sin mis diccionarios de latín no podría aparecer aquí habitualmente tratando de contarte… ¿Qué? Buena pregunta me haces.
Sucede que ‘ritual’ y ‘hábito’ convergen precisamente y en latín. Mira, copio: “ritus: rito, ceremonia; costumbre, hábito, forma, manera, estilo…”; “habitus: condición (del cuerpo), vestimenta, apariencia, forma, manera: circunstancia, estilo, forma de vestir…”. ¿Lo percibes? Sí: los seres humanos somos habituales en nuestra forma de ser, de actuar o de vestir; y somos hacedores o sujetos de rituales. Hábitos y rituales íntimos y colectivos; personales y sociales. Hoy la fecha se presta bien para verificarlo, pues no se puede permanecer ajeno o resultaría ir a contrapelo con la festividad navideña el no sumarse a los rituales complejos que el calendario implica. ¿Dónde pasarás la noche? ¿Qué vas a cenar con los tuyos? ¿Ya completaste la inacabable lista de regalos? “Es lo que se acostumbra…” decimos tú y yo, aun sabiendo que habitualmente a la tercera copa y al segundo “tiacuerdas…”, en no pocas cenas navideñas el que mejor se la pasa es el guajolote al centro de la mesa. Ni modo: somos animalitos de hábitos o ritos, con las virtudes y defectos que ello implica, y espero que el ritual de hoy te felicite; que te haga feliz. ¿Ves lo que quería decirte? Lo que se estila andando diciembre: que tengas un buen tiempo.
P.S. (posdata). A propósito de ‘hábitos’ y de los muy extraños de la foto, ¿no te sorprende la gran proliferación de hábitos monacales que se ven actualmente? A mí sí, pero como dices tú, pos ca’quien… ¡sus hábitos!
* Lunes y miércoles eran los días en que originalmente se publicaban estos artículos en el diario Mural.
Muy interesante tu artículo sobre los hábitos y concuerdo en muchas de tus opiniones. Estamos rodeados de hábitos en los cuales caemos sin darnos cuenta.
Lo importante en un colegio, es que a los jóvenes no se les vuelva rutina su andar diario, si no que aprendan cosas nuevas al día con día.
Te seguimos leyendo por acá. Muy buena nota y siempre tu escritura tan agradable.
Saludos Cordiales!