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Leyendas

Y Luego…

Por Alvargonzález; 27 de abril de 1996

A Cande y a Ramona les debo ha­berme adentrado en el universo de las leyendas. Oye, por cierto, ¿cuándo se va instituir el día de la nana? Y no es que mi madre no se haya ocupado de mí, o que haya sido hijo de la guardería, sino que Cande y Ramona –en ese orden– pasaron ayudando en la casa varios años y eran como esponjas de tradición oral. Privilegio el mío: mamá y nana, y “hora feliz” fue mi infancia: al dos por uno.

En aquella Guadalajara del cin­cuentaitantos, cuando la sequía y cuando la falta de hidroelectricidad puso a la ciudad a oscuras, al caer la noche, Cande y Ramona me contaban lo que habían oído. Cuentos interminables que me azoraban más que asombrar, puesto que la ciudad estaba sumergida en las sombras de la noche. Asom­brada.

Leyendas, decires que habían rebo­tado de lengua en lengua durante siglos y antes que el hertzio matara la conversa.

Muchos años después averigüé lo que significaba tan sonora palabra: “le­yenda”. Si te dijera que tiene un poco que ver con lectura, y otro poco con palabras dichas-en-voz-alta, ¿me creerías? No es raro en la historieta del lenguaje que las palabras comiencen significando una cosa y luego sigan diciendo otra no tan distinta pero cuya relación exige investigar un poco. Es el caso de la tal “leyenda”.

Durante siglos, o milenios, los li­bros fueron hechos a mano, manualmente; manuscritos. Letra a letra, los escribas los copiaban, y no era posible que los li­bros fueran tocados por cualquier mano (como ahora, sólo que por razo­nes distintas). Manos privilegiadas y monacales los copiaban y los leían en voz alta por mandato, y eso significa la tal expresión gerundia: “leyenda”: lo que debía ser leído a la feligresía reu­nida en torno al lector vociferante de lo que las letras decían en las páginas manuscritas. Mandato eclesiástico y selectivo: ni todos los libros, ni para to­dos los creyentes.

Ya te habrás dado cuenta de que los siglos pasan, y así el 16 y con él todo lo que pasó. La Reforma (muy dis­tinta a la que nos pasó en la suavepatria en el 19); la escisión de la romanidad en Europa, y por ende en el mundo. Europa ha hecho la leyenda de que ella es el mundo.

Fue precisamente en labios protes­tantes en los que la palabra asumió so­noridad de cuento in-creíble. Las leyendas –más allá de lecturas obliga­das y en voz alta– pasaron a ser lo que son, ¿crees en las tales leyendas? Yo creo que sí, las creemos, y a veces incluso por pereza mental y por acaso percibir que la historia sin ellas sería insípida, incolora e insabora. ¿Cuentos increíbles pero bien creíbles? ¿Un ejemplo? No pude haberlo inventado, sino haberlo oído de algún maestro(a) en la primaria y no me refiero tanto al nombre del Emperador Moctezuma, sino a sus costumbres gastronómicas. Quesque le gustaba el pescado fresco, y no precisamente de Texcoco o de Chalco, sino del Golfo. Hoy y siempre privilegio de emperadores, la gastronomía, más allá del panuestro de cada cuatro o cinco días dánosle hoy, propio de la subsistencia. Y la legendaria historia narra que el Emperador tenía un servicio de postas de abastecimiento, o de relevos que corrían para llevar pescado fresco de la playa Atlántica a la mesa imperial (con escala en la cocina, claro). ¿Fui el único que escuchó tal historia? ¿O sería leyenda?

Un buen día, se me ocurrió pensar que tal vez Veracruz (llamada así por los cambianombres y trastocadores del paraíso azteca), era el punto de partida del pescado imperial. Por facilidad o incapacidad aritmética, comencé a cerrar números: 400 kilómetros de distancia del templo mayor. Cerrando números, haciendo cuentas y percibiendo verdades aritméticas mezcladas con leyendas e historias. Trataré de ser lógico. Nuestros maratonistas modernos descendientes de Moctezuma, ¡faltaba más!, en tres minutos corren un kilómetro (en terreno no muy rugoso y con zapatos adecuados). Entre la casa de Moctezuma y el mar, hay un desnivel de más de dos mil metros; cuesta arriba y mucho, además de los desplomes barranqueños de la Sierra Madre. Creo no es erróneo suponer que a los vigorosos corredores aztecas, les tomara 15 minutos en promedio el kilómetro cargando un respetable pescado. En lógica formal, se requerirían 400 buenos corredores (¡nada hay imposible para un buen Emperador!) concientizados (¡vaya expresión!) de su labor en pro del ansia gastronómica del mandamás. Eso significa que desde la orilla marítima a la cocina, el pescado viajaba seis mil minutos, que es lo mismo que ¡cien horas! ¿Pescado fresco? Una añadida versión legendaria señala que se le envolvía con nieve de los volcanes, mas prefiero no hacer el cálculo de corredores neveros añadidos en pro del pescado fresco imperial, y simplemente convierto en días las horas del transporte: más de cuatro con todo y sus noches, lo cual se traducen que además de ser excelentes corredores, los aztecas tenían visión infrarroja, pues corrían día y noche.

Como leyenda gastronómica, hermosa; como realidad, improbable. Vista desde la otra vertiente, si al tal Cortés se le hubiera ocurrido mandar por el pescado a los conquistados, se le acusaría de genocida; y que al Emperador le haya gustado el pescado descompuesto –cuatro días al rayo del sol son muchos–, eso simplemente eran buenos modales, además de nunca usar la misma vajilla dos veces.

Las leyendas, con su sentido figurado de verdad-mentira asumido en el siglo 16, están entreveradas con la historia. Hoy más que nunca.

Un día, hace años, oí decir a Lee Marvin que si a Hollywood le resultaba más atractiva la leyenda que la verdad… ¡se filma la leyenda! Y al filmarla, Hollywood la hace verdad. ¿No has visto al chupachivas? Yo tampoco, pero dicen que existe…

Te dije al principio: Cande y Ramona –en ese orden–, hace muchas noches, me contaron muchas leyendas. De ánimas, de tesoros, de aparecidos y espíritus errabundos. Leyendas que poblaron mi imaginación infantil. Hoy, la nana-tv, ¡cuenta cada cosa! Más allá de la leyenda, el pensamiento. La razón. ¿O no? Creo que no. Más allá de la razón, el televisor. Que no te ganen el control remoto.

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1 comentario en «Leyendas»

  1. ¡MARAVILLOSO!
    La forma más extensa de ¡sesualizar al mundo!, tengo la firme convicción y propósito de que esto sea para revertir todo el atraso sufrido por la humanidad, empezando en Guadalajara, la de Jalisco 😃

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