Por Alvargonzález; 5 de septiembre del 2002
Sucede que luego de mucho repetir algo, eso acaba sonando natural y aun comprensible. Pero si de pronto te detienes y piensas en el significado de tal o cual cosa, en ese mismo instante podemos percibir que lo que aparentemente estaba muy claro empieza a resultar entre confuso y oscuro. Te digo: el lenguaje está lleno de sorpresas.
Te pongo un caso: glorieta. Tú y yo como usuarios de la ciudad sabemos que existen, de muchos tamaños (¿verdad Minervota?) y por los rumbos más diversos. Redondeles urbanos que así se llaman, pero ¿no te da la impresión de que es un diminutivo de ‘gloria’? Claro que lo es, diminutivo del término, pero debido a que en no pocas ocasiones resultan verdaderos estorbos ¿no te parecería mejor si les llamáramos ‘infiernetas’? Lo contrario a gloria, supongo es infierno (te recomiendo pasar por La Minerva a mediodía para que admires toda ¿su griega gloria? ¡Friega!).
Pero ese su nombre y su procedencia es renacentista y jardinera. En los jardines palaciegos, en la convergencia de andadores, redondeles en donde no era raro encontrar entronizadas a gloriosas figuras mitológicas; deidades. En ese sentido la horripilante Minervota llena ciertos requisitos glorificantes, si bien parece tacañota al no conferirle demasiada sabiduría a la cada vez más sicopática ciudad. Y como sé de sobra que bien identificas La Glorieta Minerva, por hoy no te digo nada sobre su infernal presencia inamovible ni sobre los misterios de su diseño. ¿Has visto el culebrón que se oculta entre el escudo y sus pantorrillas? Tan ocurrente Don Agustín al ponerla donde está.
Andando y viendo –esa es la función que me ha encomendado Mural para conversar contigo– di de frente con la Glorieta Careintra. Con eso del blanquinegro y (en ocasiones) el tamaño estampilla de la foto, espero alcances a leer la inscripción pétrea: “primera piedra, glorieta Careintra 50 aniversario…” y una fecha ya añejona. ¿Primera piedra? ¡Pos echen ya la segunda! ¿Fue primera y última? ¿Pensaban tal vez hacer allí el monumento al Careintro? Misterio glorioso e indescifrable en la viejísima Colonia Moderna. ¡Zas!
Te digo, eso de las glorietas, desde el mismo nombre hasta la hechura de más de alguna, encierran profundos misterios urbanos. Con decirte que al Charro le quitaron la suya y lo dejaron en patineta… ¿Estorbos gloriosos? Dímelo tú.
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Te invitamos cordialmente a conmemorar el 66 aniversario del natalicio de Álvaro González de Mendoza. La cita es el sábado 9 de febrero en la librería ‘El Desván de Don Quijote’ (antes ‘Laberinta’), López Cotilla 813, entre Camarena y Rayón, de diez a doce del mediodía. Habrá sabrosos tamales y buenas nuevas.
¡Ouch!
¡Alvar me acaba de pisar un callote!
Mil saludes a todos
Gracias por mantener el verbo activo. Saludos Vallerescos.
Felicidades y gracias a los que con ese fervor Alvaresco, continúan ventilando su tan única manera de explicarnos, qué, cada uno lo sabe, aquí seguimos.