Por Alvargonzález; 22 de octubre del 2003
Una de las cosas que facilita el comunicarme contigo -o al menos intentarlo-, es percibir lo mucho que nos parecemos; tener la casi certeza de lo semejante que somos a pesar de nuestra diversidad vital. Ignoro tu edad, tu ocupación o profesión y muchas otras particularidades de tu vida cotidiana (yo, ya ves, soy ‘verbotraficante’ compulsivo y confeso) y aun con todas esas incógnitas me atrevo a afirmar que somos igual de ¡rituales! Claro tú tus muy peculiares y yo con los míos pero durante las 24 horas del día apegados a rituales consuetudinarios.
Noche y día practicando eso: ritos. Dormir con las mismas posturas, poner el mismo pie a tierra al levantarse, bañarse, tirar pa’lante por los mismos caminos… Rituales vitales.
‘Pos’ ‘pérate’ pues -diría Cervantes, no el del Quijote, sino mi ‘abarroterco’ compadre-, porque hay que diferenciar entre los rituales más o menos sacros, civiles y los cotidianos ‘tuyimíos’. Así, iglesias e instituciones tienen fórmulas preestablecidas -esencia del ritual-, para dar solemnidad o empaque a sus actos ceremoniales. ¿Te acuerdas de aquellas ceremonias de ‘coronación’ de los presidentes cuando el reparto de utilidades políticas era sólo cosa de la familia Rev.? Fasto, bombo, boato. Y ¿qué me dices del Grito? Rito puro; y eso, ritos, podrías advertir en cualquiera iglesia, prescindiendo de la dominación confesional. Los amantes del ‘patabola’ dirían frívolamente que son “jugadas de pizarrón”, pero de ellas están hechas nuestra vida individual ordinaria y la festinación colectiva. Como “ceremonia, costumbre, hábito, estilo, manera, camino”, traduce mi diccionario el muy latino término ‘ritus’. ¿De acuerdo entonces en que somos animales de ritos?
Dentro de lo que podríamos denominar ‘ritualística’ sociopolítica-empresarial (¡uf!) hay una ceremonia conmovedora: la colocación de La Primera Piedra. A mí siempre me ha intrigado pensar dónde queda esa primera y luego de que ponen todas las demás, que no son pocas (siempre se trata de edificaciones mayúsculas, no de casas tipo ‘Infiernavit’). Pero más estrujante es encontrar una Primera Piedra víctima de la orfandad, y hasta chueca por abandono. ¿Qué no hay un evangelio financiero que diga que “no ponga la Primera Piedra aquel que esté carente de fondos”?
Ritos que irritan -la rutina puede ser oxidante-, y ritos que retan. Te digo, lo malo no es ser rituales sino que ello tenga sentido y continuidad. Es difícil colocar ‘primeraspiedras’ (especialidad de planes sexenales), pero mucho más poner todas las que siguen. ¿O no? Tan bonita esa primera piedra de la foto…
Muy Bueno. me gustaria que pusieran mas episodios para descargar de audio. mas programas
Gracias, Osvaldo: esperamos dentro de poco tiempo poder complacer a todos los amigos que como tú, han pedido más conversas para descargar. Saludos.