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Semiótica funcional

Por Alvargonzález; 26 de abril del 2002

Ganas de complicarse la vida usando palabras raras para decir cosas bien comunes. ¿Semiótica? En principio no me creerías si te digo que tú y yo somos eso –semióticos– y menos si te afirmara que lo somos de ¡tiempo completo! Si traducimos tan elegante término, creo saldremos de acuerdo: la semiótica resulta no ser otra cosa que el pasatiempo (ciencia, dicen algunos) de interpretar símbolos; y todo el día y todos los días eso hacemos. Que si ‘rojo’ significa ‘alto’, que si cielo despejado significa que las lluvias andan lejos, que si aquel trae cara de… ¡Símbolos a cada momento y tú y yo descifrándolos de mejor o peor forma!

Y ¿qué me dices de los monumentos? Símbolos representantes de los valores patrios, y nada malo en ello sino acaso el convertirse en reto mayúsculo a la capacidad semiótica de los seres corrientes y comunes, como yo.

Allí tienes: metal que muestra un ave de rapiña picando los ojos; concierto de manos atadas y un par de ellas haciendo ‘malaseñas’ rumbo al cielo con un ángel interventor adjunto. La mezcla creativa es dramática, tensional y desconcertante. ¿El lugar en donde se encuentra esa baranda metálica y parte de un conjunto monumental? En la llamada ‘Plaza de La República’, y supongo –con mis rudimentarios conocimientos de semiótica–, que el mensaje escultórico algo tiene que ver con la plaza. ¿Sería colocado allí premonitoriamente adivinando al ‘Tianguis Cultural’ que semana a semana se instala en el lugar? ¿Así andan los culturales tiangueros? El barandal, insisto, colocado en la parte posterior de la monumental plaza y proporcionado a las dimensiones heroicas del lugar, es toda una invitación al desciframiento. Anda, míralo y me cuentas.

Tal vez, pienso con mis limitados conocimientos, ese mensaje coagulado en metal esté referido a cuestiones republicanas. Y en ese caso el estrujamiento a causa de la interpretación meramente personal, me ha resultado mayúsculo. ¿Es que no existe una fórmula para que el manejo de las cuestiones públicas –de la ‘re-publica’– pueda hacerse de manera menos ingrata? Atados de manos, piquete de ojos, el ángel impotente tratando de romper el vallado… ¿Eso es ser Republicanos?

Semiótica, nombre complicado para un pasatiempo cotidiano, que no por ello deja de ser serio. Yo descifro, tu descifras, él descifra… ¿Descifraremos la nueva República en forma placentera? Ah, se me olvidaba decirte: la ‘plaza’ para los antiguos y románicos urbanistas significaba eso: el lugar de la ‘placeridad’ colectiva. Ese, tal vez, el reto semiótico del lugar: ¿será posible ‘placerarnos’ republicanamente? Dímelo tú.

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Con éste artículo damos fin a la serie “Así y Allí”, con la cual Álvaro González de Mendoza colaboró para el diario Mural. La próxima semana comenzamos con la serie “Y Luego…”, colaboraciones del mismo autor para El Informador.

Si te gustó “Así y Allí”, donde lo limitaban a 450 palabras,  estate muy al pendiente de “Y Luego…”, ya que no lo limitaban y se explayaba a su gusto. Ya verás que esto se va a poner aún más interesante y nutritivo.

Saludos y gracias por echarle ojo a este blog.

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