Por Alvargonzález; 25 de noviembre del 2002
De pronto advierto mis grandes dotes como obviador y espero que por ello no me condenen a pertenecer al Sistema Nacional de Obviólogos. ¿Qué es eso? Una tribu salarial selecta que pasa años hurgando datos para dar de frente con ¡lo obvio! Eso dicho, paso a advertirte que como investigador-obviólogo improvisado fui, leí, anoté y te cuento aquí una pasmosa obviedad.
Apenas en 1963 -nada si tomas en cuenta que Guadalajara ya casi tiene 500 años de gravitar en donde lo hace-, la ciudad estrenó una palabra y un ‘modus crescendi’: la palabra allí se lee en la imagen que también muestra en escorzo los 24 pisos del edificio. Un estreno doble y significativo apenas en 1963, insisto.
Por si te interesa te digo una norma filológica: a lo nuevo siempre se le llama con palabras viejas. El actual universo de la electrónica es el mejor ejemplo de ello, pues ‘cibernética’ no es sino un derivativo del ‘kybernós’ griego: arte de guiar o gobernar un navío. Así al moderno edificio sesental que brotó en el centro urbano -y cuya propiedad sería colectiva-, se le llamó novedosamente CONDOMINIO. Ese término trasplantado y ahora muy usual, era tan novedoso como la insólita altura de la construcción: ¡24 pasmosos pisos…!
Durante siglos la ciudad había crecido pegada al suelo del valle. Los cinco pisos del Edificio Mosler construido a inicios del siglo 20 resultaban tan emblemáticos como el primer elevador que allí se instaló; luego de la cirugía plástica ‘gonzalezgallesca’ para arruinar la ciudad colonial, hacia la mitad del mismo 20, edificios de ocho o diez pisos. Pero eso de ensayar incipientemente el ‘rascacielismo’ con escala provinciana (ubícate, somos provincia), no se dio sino hasta en marzo de 1962 cuando en el barrio de Mexicaltzingo sobre la recién abierta avenida 16 de septiembre, se puso la primera piedra de lo que sería un bello y novedoso edificio con novedoso y bello nombre: “Condominio Guadalajara”. Símbolo. ¿De qué?
¿Condominio? “Propiedad de muchos”. La palabra se hizo común en la ciudad, y los problemas que ella generó también. Símbolo de los problemas de convivencia, pues resulta que Guadalajara eso es: CONDOMINIO creciente. ¿Pa’rriba, pa’ los lados, pa’ dónde? ¿Cuando algo es de muchos quién responde por qué y de qué?
Lo que son las cosas: en sentido estricto muchísimos habitamos un condominio llamado Guadalajara. ¿Quién organizará la con-dominación urbana? Si lo averiguas me dices…