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Trivial, muy trivial

Por Alvargonzález; 24 de noviembre de 2003

Trivialidad

De pronto advierto un mal generalizado en los comunicadores, como yo, de escasos recursos… mentales (y de los otros, ele-mentales, también): nos convertimos en retratistas porque tratamos y re-tratamos apenas un manojo de asuntos. ¡Hombre, como si el universo inspirador de posibilidades para texturizar ideas no fuera casi infinito! Pero nada: volvemos y revolvemos a lo mismo. En mi confeso caso ahora retorno al asunto de las “trivialidades” (‘yantesdicho’) y con esa foto de la esquina de Reforma y Pedro Loza, si bien te advierto que por ahora no diré ya nada de la Señora Reforma ni del tal don Pedro Loza. Me repito, lo siento, pero aprovecho el viaje para advertirte con quién estas tratando: soy un individuo profundamente trivial, ni modo. ¿Me aceptas tal cual?

Los expertos en marquetín les llaman “nichos” pero tú y yo podemos optar por el término menos conocido de “hornacina”. ¿La ves? En ella una imagen religiosa perfectamente diferenciada (por ello lo de los “nichos” segmentantes según el letal o atacante marquetín) en lo alto de la columna. Mal o bien, dímelo tú, así era la Guadalajara de la Colonia, en la que no era raro ver esas imágenes de culto religioso en las esquinas. Como también era usual –y muy característico de la ciudad–, que las cuatro esquinas de cada manzana tuvieran esos pilones o remates ornamentales como el que sostiene a la virginal imagen. ¿Trivial? Y mucho…

¿Rezas? ¿Cada cuando? Descuida, no es que quiera meterme en tus asuntos teologales sino que las preguntas me brotaron al tratar de decirte que Guadalajara era –mal o bien, y ya me estoy repitiendo–, una ciudad muy rezandera y también ella repitiendo costumbres multiseculares. ¿Alcanzas a ver la inscripción bajo el balcón? Allí se lee, traducido: “Santo fuerte e inmortal, piedad…”. Muestra en cantera de aquella ciudad rezandera. Pero, te aseguro, la costumbre no fue originada aquí sino que venía de tiempos romanos y muy añejos. Eso es: en las bifurcaciones de las vías imperiales se colocaban imágenes ante las cuales y de pasadita se pronunciaban rezos invocantes de protección. Espero recuerdes lo que en ocasión anterior traté y ahora re-trato: que esas oraciones eran triviales porque se elaboraban allí a toda prisa: en la convergencia de tres vías y por ello resultaban ¡tri-viales! ¿Entiendes?

Sí, soy trivial porque mientras ando viendo, oyendo, hablando, se bifurcan mis caminos y sólo uno debo elegir. La Historia también es eso: trivial y porque hay más de un camino para contarla y recontarla, para pasarla y repasarla.

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Si tienes alguna idea para conmemorar al Vallero Solitario en su séptimo aniversario luctuoso (próximo 16 de julio), por favor déjanos aquí tu comentario. Todas las propuestas serán bienvenidas, así como tu apoyo para llevarlas a cabo.

Somos un grupo heterogéneo en nuestro pensar y expresar que converge en la obra de Alvargonzález, en su mirada hacia la ciudad de Guadalajara, la historia y el lenguaje. Por ello la suma de nuestras miradas es complementaria y ninguna excluyente.

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