Por Alvargonzález; 19 de mayo del 2003
Los niños de otrora, a diferencia de los de ‘hoyendía’ paridos de frente a la imagen en movimiento, recordamos nítidamente la primera película que vimos y dónde. ¿Cuál la primera que viste? ¿Yo? Con mis 20,555 días que cumplo hoy (los ‘verbotraficantes’ vivimos al día) recuerdo que allí, donde el letrero anuncia eso de ‘teatro’, llevado de la mano fui a ver ‘King Kong’ y apenas empezando la era cincuental; es decir, la segunda parte del 20 y cuando ese siglo se partió en dos mitades aparentemente irreconciliables.
Saco cuentas: cuando por primera vez fui al cine -acuérdate que apenas en 1927 se exhibió la primera cinta con sonido-, no cumplía aún 25 la sonora innovación. Además te advierto que la primera película que vi estaba en negro y blanco, pues lo del technicolor como recurso teatral estaba todavía pies delante. ¿Recurso teatral?
Cuidado con las palabras y por favor recuerda que ‘theatrós’ y en griego significa ‘ver, mirar’. Y a eso, durante miles de años, fueron nuestros ancestros a unos lugares que acabaron siendo denominados por la actividad que allí se iba a practicar. Sí, al teatro se iba a ver-oír a quienes encarnaban más o menos bien o reflejaban de igual forma intenciones, pasiones o actitudes personales. ¿A qué más? A percibir semejanzas y desemejanzas entre quienes somos tan semejantes; para gozar, rabiar, temer encantarse o desencantarse de lo mismo. ¡Nos parecemos tanto todos buscando lo mismo: ser felices! El cine y los cines no fueron sino una derivativa de lo otro y para lo mismo: ver y oír lo que nos parecemos bajo las apariencias… Para gozar, sufrir o aburrirnos en-ajenando nuestro ser particular.
Teorías aparte, ‘Teatro Alameda’ se lee aún muy claro allí. Su hechura mayúscula fue hija de la posguerra, esa grande y que ganamos aliados con los Aliados. Te parecerá contradictorio que si bien fue diseñado para exhibir películas, tenga ese nombre oficial, pero recuerda que somos una sociedad a remolque. Unos 15 años antes en la casa matriz continental, había comenzado la construcción de grandes salas cinematográficas y la mayor de todas fue el ‘Teatro Chino’ en L.A.; con ese nombre y luego imitado como Palacio en la casa matriz nacional o D. F. La modalidad del estilo era que dentro de las salas hubiera un remedo de ciudad misteriosa. ¿Conociste el Alameda en su esplendor, con su ciudad interior ‘tipo’ colonial con cielo estrellado cintilante? Muy hijo de su tiempo y de ‘jolivúd’.
Cine fue, enorme, y teatro de mis monumentales frustras escolares pues allí año con año teatralmente se entregaban los premios a los alumnos distinguidos del I de C que nunca ajustaron para mí (en 15 años escolares). Ni modo: allí vi mi primera película y allí empezó a desenrollarse mi curriculum en negro y blanco sin technicolor. Tal cual.
_________________________________________________
Ayúdanos a seguir trabajando con el legado de Álvaro González de Mendoza haciendo un donativo a nuestra cuenta de Banorte; 0818580185, clabe; 072 320 00818580185 0
Alvargonzález “El Vallero Solitario” A.C. ‘Historia y Lenguaje’.
Teléfonos: 31 52 14 00, 32 80 10 53 y 044 333 408 47 08.
_________________________________________________
Más de Alvargonzález visitando la página del amigo ‘Gato’ Fuentes: Dale clic en la siguiente liga http://www.gatofuentess.com/home.cfm luego le picas en ‘Escritores’ y allí aparece. De hoy en adelante encontrarás un texto distinto cada mes.
ATENCIÓN ESTIMADO LECTOR Y LECTORA:
YA NO ESTÁ VIGENTE LA CUENTA DE BANORTE PARA DONAR RECURSOS PARA EL MANTENIMIENTO DE ESTA SIN IGUAL PÁGINA.
EN EL MENÚ PRINCIPAL ESTÁN LOS DATOS DE LA CUENTA NUEVA-VIGENTE DEL
BANCO BAJIO CUENTA # 0178954750201
DONDE TUS APORTACIONES SERÁN EXCLUSIVAMENTE PARA PAGAR EL HOSPEDAJE Y MEJORAS TECNOLÓGICAS DE ESTA PÁGINA TAN ESPECIAL.
LA GRATITUD SE TE ENVÍA POR ANTICIPADO.
Si que ha «evolucionado» el teatro y el cine en Guadalajara que va creciendo hacia arriba y hacia los lados PREVIA QUEMA DE BOSQUES Y DESERTIFICACIÓN, más en los últimos 4 años, que en sus antepasados 40 años.
Al grado de «censura» en el cine-teatro Charlie Chaplin, hoy en manos blancas y negras del colegio Fray Pedro de Gante, que censuraron en días recientes una obra de teatro que exhibía una obra de teatro con el tema de las bailarinas exóticas de los 80’s.
Por lo demás, las palomitas siguen ganando más adeptos que los títulares de las carteleras.
Es un placer seguir aquí sin telón de por medio.
Ir al cine en mi niñez era todo un evento, en particular recuerdo que a este Teatro Alameda, nos llevaron mis padres incontables domingos por la tarde-noche y a la salida a los Lonches de la Playita de Pedro Moreno y Galeana -creo-, eramos ellos dos más siete hijos y una tía o prima que se acostumbraba colar); yo sentía que eran reales las casas y que vivían personas dentro de ellas, oh inocencia infantil!
Vaya recuerdos de infancia, ya que para mi fue traumatico ver la pelicula de Disney y que la bruja malvada se convierte en dragon con fuego, todo de una enorme pantalla y yo con 4 de edad y aturdido con el ruido. Lo que ya queria era salir de alli. Ahora todo evoluciona y creo que no toda obra es arte, cultural o expresion buena o mala si, pero no arte.
Que mejor lo comentó en ese momento Alvar, el TEATRO se convirtió en CINE, la cultura teatral y sobretodo en nuestra querida ciudad, siempre ha sido baja, a pesar de contar con algo de infraestructura, los teatros no se llenan y esto tal vez sea herencia de tiempos lejanos, que nunca generó una cultura de teatros, más bien de cines.
Y ahora ya hasta tenemos salas en 4D, jajaja, siendo que los TEATROS siempre han sido en 4D, lo que sucede dentro de la sala todos lo sienten, lo ven, lo oyen, lo huelen y sobretodo que los actores estan siempre en vivo… diría Alvar – al aire – .
Saludos y vayan al Teatro, no todos los buenos actores y buenas producciones vienen de «jolivud», ni de la mesacentral.
Inolvidable cuando ibamos al cine donde se exhibia solamente una pelicula, ahora solamente existen los «multicinemas», recuerdo las de Cantinflas y una que durante mucho tiempo recordaba y me daba miedo «poltergeist»
Amo ir al cine y más una buena obra de teatro.
De ese teatro en particular recuerdo muy bien el coraje que pasé cuando niña, la vez que mis papás nos llevaron a ver la película de Heidi. Recuerdo que la cola era muy larga y al momento de llegar yo a la taquilla a pedir nuestros boletos, la persona que atendía (no recuerdo si era hombre o mujer) me dice secamente que se acabaron los boletos, cierra la taquilla, se levanta y se va.
De esos cines/teatro que en la niñez me parecían enormes recuerdo mucho que los intermedios los aprovechávamos el chiquillerío para correr por los pasillos y subirnos al escenario a brincar, saltar y echar maromas. Y la gritería que se armaba al apagar las lucer y todos a correr a buscar a sus papás.
Sensaciones muy especiales me genera leer a Alvaro, aunque no fue mi tiempo, se añoran los 50’s…creo que todavia me toco ver en los 70’s King Kong ahi mismo…y las lucecillas que describe…agradable «jalon» de recuerdos.