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Voló, voló…

Por Alvargonzález; 17 de julio del 2002

Parafraseando aquel viejo comercial licorero podríamos utilizar la expresión de “¡por bronce no paramos!” Es decir, por todos los rumbos de la ciudad se ha echado mano de la noble aleación para instalar monumentos de la más diversa índole. Pero ¿has visto el de la foto? Un rostro ‘caralcielo’ con algo que emerge o se incrusta en su boca. ¡Especialistas en semiótica monumental, venid en nuestro auxilio y arrojadnos luz! (Debe haberlos y ello como fruto de la exquisitez académica que ha creado tantas especialidades tan sutiles como inútiles).

Creo que podemos recurrir a la opción múltiple en la averiguación previa del significado de la extraña pieza:

a.- ¿se trata de un homenaje al meteorólogo desconocido, que solo él se traga sus propias predicciones bastante chuecas?

b.- ¿es el reconocimiento al periodista que creyó que eso de la “total ‘libertadexpresión’” también tenía validez en su propia casa y frente a la suegra?

c.- ¿será una advertencia sobre los estragos de la bulimia y la potencial pérdida del cuerpo por tanto abrir la boca para fines inconfesables?

Como información paralela e innecesaria te recuerdo que ‘monumento’ es derivativo del verbo latino ‘monére’ y que no significa otra cosa sino ‘advertencia’, ‘aviso’ o incluso ‘recordatorio’. ¿Qué te advierte o recuerda el que hoy te muestro? A mí, mucho y de algo que te sonará extraño: de lo volátil que resultó Mercurio.

Dentro de la compleja teología romana –donde a su vez “por dioses no paraban”-, Mercurio el de los pies alados protegía dos actividades disímbolas (¿serán? dímelo tú…): a los comerciantes y a los ladrones. Hermes, para los griegos, por veloz era el mensajero del mismo Zeus. Pero su biografía mitológica cuenta que a un día de nacido inició su veloz carrera como ladrón al robarle sus rebaños a Apolo. Eso no obstó para que fungiera como protector también de los mercaderes.

Sucede que allí en Chapultepec estuvo durante años la Cámara de Comercio, por iniciativa de la cual se instaló en la acera de enfrente una bella estatua del velocista Mercurio. Una buena noche ¡se la robaron! Y ándate que colocaron otra, mucho mejor anclada a la ‘cariceleste’ base pero ¿cómo sería el tirón que le dieron a la estatua que el varillón de anclaje quedó como está? La Cámara se fue a su nuevo local, colocó a la entrada otro Mercurio que no ha volado de su sitio, y el pedestal del antiguo monumento quedó allí para recordarnos seguro que ¡por ladrones, no paramos! ¿Verdad divino Mercurio?

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2 comentarios en «Voló, voló…»

  1. Me sigue sorprendiendo el tino con que Alvar nos sigue comentando las ¡notas actuales!, resulta que ayer mismo los repartidores de sangre a domicilio dieron cuenta de un monumento de Morelos que literalmente «voló», pues era una mega escultura de 10 toneladas en bronce, en una ciudad Guerrerense, a caballo montado José Ma. Morelos estuvo por 20 años y oh sorpresa, de un día a otro desapareció y solo un resto de panza de caballo quedó. Me parece que Alvar tiene ahora otro oficio: el de «adivino».
    Será que si Alvar fuera más conocido, escuchado, ¿evitaríamos catástrofes como ésta que les comento?

    1. Muchas gracias por tu excelente aportación, Gloria. Ojalá más gente se acordara de escribirnos, ya no digamos tan buenos comentarios como el tuyo, nos damos con un simple saludo o un aquí ‘toy’, pero si pueden aportar algo nutriente como tú, ‘pos más mejor’. Saludos, amiga.

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