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Agualuz

Por Alvargonzález; 21 de julio del 2003

Lo que son las cosas: de frente a una imagen obtenida poco antes del ‘tiempodeaguas’, estoy hilvanando mi recuento y encuentro contigo aquí, cuando veo en las páginas de un periódico una foto que muestra envuelta en espuma –luego me dices la marca de tu detergente favorito y si deterga bien tus trapos–, la que fuera atronante y gloriosa cascada. Pensé por un momento cambiar de asunto, pero en segunda instancia advertí que hay con-secuencia entre la espumosa noticia gráfica y lo que hoy trato de contarte. Veamos.

Por las dimensiones de la fotografía, que mayor no puede aparecer porque no dejaría espacio a las breves letras, es imposible que no veas la inscripción que está en esa neoclásica fachada que hasta asta-bandera tiene: “COMPAÑIA LA ELECTR (así) GUADALAJARA”, y debemos suponer tú y yo que la guillotina de la intemperie quitó las letras ‘ICA’ que le daban sentido pleno al anuncio. En la parte del tímpano, o el remate escuadrado, debió existir una fecha de la que solamente quedan rasgos muy borrosos; pero tú y yo, sabiendo lo que tecnológicamente ocurrió en la ahora gangrenada garganta de Juanacatlán, podemos perfectamente inferir que se inscribió allí el luminoso año de 1893. ¡Y se hizo la luz! Fue en junio de tal año, para más señas.

Mi abuelo, Juan González, servidor más mío que tuyo, me contaba de cuando la vio llegar aquel año a la ciudad y en esa Plaza de Armas que todavía no era habitada por las encueradas cariátides. Que si era gobernador Tolentino, importa menos que el hecho de que esa luz que derrotaría finalmente la oscuridad de las noches tapatías llegó por ‘obrigracia’ de empresarios locales que obtuvieron la venia porfiriana para poner a trabajar las aguas de El Salto ahora inexistente o pútrido (¿lo alcanzas a ver escurriendo ‘aguanegra’?). Lo que hoy resulta impensable para los hijos de la totémica revolución, que la empresa privada participe en la generación eléctrica, fue lo que a finales del 19 permitió la aparición de una extraña luz ‘nuncantes’ vista en el Valle de Atemajac. Me acabo de enterar que la Secretaría de Fomento concesionó el uso de las aguas para que la Compañía de Luz y Fuerza Motriz de Guadalajara produjera con turbinas Loffer y sus respectivos generadores, energía suficiente para alimentar unas 200 lámparas de arco para el alumbrado público en la ciudad.

Y menos sabía que esa, la de El Salto, fue ¡la primera hidroeléctrica en entrar en funciones en toda América (Continente)! Dos semanas antes de la que se instaló en Niagara Falls, allí comenzó a generarse electricidad. Entre espuma y drenaje envolvemos nuestra historieta irrespetuosamente y así vamos tirando pa’lante en la ruta del progreso… Ni modo.

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1 comentario en «Agualuz»

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