Por Alvargonzález; 10 de junio del 2002
Ahora que puedo, las utilizo. ¿Qué? Palabras en desuso, pero ello no significa que no existan ni que carezcan de profunda significación.
Al borde de los caminos, incontables y multipresentes, los tales ‘cenotafios’. Tan elegante término no significa otra cosa que lo que son esos monumentos dedicados a la devastadora capacidad mortal de los automóviles: tumbas vacías. Y por favor aprecia todo lo que se puede decir con una bien dicha palabra que incluso suena bella ¿no te parece? Pero dejemos el cenotafio en su sitio y vayamos al asunto del ripio.
Con todo y su procedencia incierta, el término tiene un significado contundente. ¿Alcanzas a leer eso de ‘esconbro’? Mal escrito, pero ese el significado de ‘ripio’ -relleno, cascajo-, y en poesía clásica se utilizaba para denominar al trucaje de repletar forzadamente la versificación. El escombro (así mejor) no es bien recibido en todas partes -¡que va!-, pero es innegable que tiene utilidad como elemento nivelador y aun complementador. Por cierto ¿no te da la impresión de que en los medios de comunicación también se recurre al uso del ripio? Te advierto que es una simple ocurrencia y a propósito de lo mismo: ripio. ¿Ripiante yo? Dímelo tú…
El cenotafio semioculto por el letrero solicitante colgado de la barrera protectora del recordatorio. ¿Uno de tantos entre los muchos que hay por kilómetro en la red carretera? Sí y no. Cosas del destino, pues el pequeño monumento fúnebre marca el sitio -hacia el viento de Zapotlanejo y por la libre-, en donde hace años sufrió un final accidente quien en su turno al gobierno estatal optó por convertir en ripio los remanentes de la ciudad colonial allá al partirse por mitad el siglo XX. En la inscripción del cenotafio está su nombre y hay marcada una fecha póstuma: 10 8 1957. Escombro hizo, y se ‘resive esconbro’ allí según los que colgaron el letrero. ¿Crees que La Historia está rellena de coincidencias? En todo caso ¡oh miseria humana!