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El soñador mexicano…

Por Alvargonzález; 3 de junio del 2002

La suavepatria anda desvelada. Ya sabes: es preciso poner los ojos a la altura del zacate, y con aquello de que siempre sí, la tierra resultó ser redonda, el desfasamiento de horarios trae los párpados nacionales a media asta; o el 78.34% del parpadaje nacional y por aquello de la precisión estadística. Por cierto ¿te incluyes entre los que ahora cambian sueño por ver patadas al balón? En todo caso el asunto del sueño y la FIFA nos da pie para hablar de una cuestión tan ¿intrascendente? como lo pueda ser la capacidad de ensoñación…

De hecho -y parecerá que cambio de tema, pero no-, Joaquín Fernández de Lizardi nunca pretendió el título que después le confirieron; eso de ‘El Pensador Mexicano’ fue el nombre que tuvo el primero de los tantos periódicos que fundó allá por 1812 y tal nombre posteriormente le fue adobado al primer novelista hispanoamericano. ¿Has leído ‘El Periquillo Sarniento’, o ‘Don Catrín de la Fachenda’ o aquella crítica a la discriminación femenina llamada ‘La Quijotita y su prima’? Todas ellas obras de Fernández de Lizardi quien a la larga y en el siglo XIX recibió tan pomposo nombramiento: ¡El pensador mexicano! Hoyendía, y con ánimo encuestante ¿a quién le otorgarías tan distinguido rango? Difícil asunto ¿no crees?

Ahora sí, dejemos el escabroso asunto del pensamiento y vayamos al placentero tema de los sueños. Allí mi candidato al título de ‘El Soñador Mexicano’. Dejando aparte su peculiar revestimiento que parece incluir lo que podría ser denominado como sueñiprotector instalado en la sesera (para que los sueños no se escapen o evaporen), el sujeto está sumergido indudablemente allí: en el país de los sueños. Sestea; plácidamente lo hace.

Si me preguntaras lo que pienso sobre la teoría de los sueños de Freud, te diría directo que creo que es pura seudociencia chatarrera; pero ca’quien su propio y respetable juicio. En cambio me parece sumamente acertada la distribución del tiempo cotidiano que confesaba hacer Kierkegaard: “la tercera parte del día la dedico a dormir y las dos terceras restantes las empleo en soñar…” ¡Eso es sabiduría!

Soñar… ¿Acaso es posible una vida creativa y plena si se mutila la capacidad de ensoñación? Ahora mismo la esperanza de que los once mejores pateadores nacionales de balón no entren derrotados a la cancha (particularidad de la idiosincrasia meshica) y cumplan su cometido de arrollar a los rivales, es algo que bien vale perder unas horas de dormitar. Eso es: dos cosas distintas son el somnio propio de la noche y los sueños como fábrica de ideales. Ese es un asunto serio y profundo, a tal grado que es parte del quehacer político: el buen gobierno debe posibilitar la capacidad de ensoñación de sus gobernados. Y sin quererle regatear nada a Luther King con aquel su discurso del “¡sueño en una nación en la que los negros…!”, la idea me parece la tomó de la poesía de Byron en la que el Lord poeta manifestaba su actitud ante la chata realidad. ¡Sueño, luego existo! Un país al que se le mutila la capacidad de ensoñación está condenado al finiquito.

“El Soñador Mexicano”: no está mal el título. Si no se crea la esperanza colectiva, el sueño nacional se convierte en pesadilla. ¿No es cierto señor soñador? Pero pensándolo bien, creo que debemos despertarlo para que en serio se ponga a soñar. ¿No crees?


Venta de los ‘Cincuenta Recuentos’ con Mario o Fabián en el puesto de periódicos ubicado en Américas y Morelos. Abierto todos los días de 8 A.M. a 9 P.M.

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5 comentarios en «El soñador mexicano…»

  1. Los sueños, sueños son (Einstein). En un parpadeo el tiempo corre aún sin reversa, así que piénsale, piensale mucho, como si fuera esta la última vez.

  2. Marco Antonio Guillén Chávez

    A mí, seguido me pasa que cuando despierto creo que estoy soñando y cuando duermo, sueño que estoy despierto. De ahí las ojeras de perro que seguido se me notan.

  3. José N. de la Peña Ez.

    Piensa y trabaja… es el lema en el escudo de la UdeG y de ónde lo sacarón? dije sacáron no saquearon (pa que no digan que lo piratearon) total como dijo Alvar ya todo está dicho solo hay que decirlo diferente pues. Y con esa frase me quedo…piensa y trabaja… claro nadie dijo que fuera cosa fácil.

  4. La función más elevada y digna del ser humano es su creatividad manifestada en el arte y en los inventos. El proceso empieza con soñar o imaginar lo factible, pero para hacerlos realidad se requiere pensar, apegándose a las leyes naturales y trabajar. “El soñador mexicano” se queda atorado en los sueños como “La raza cósmica”

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