Florista y Pregones

Por Alvargonzález; 17 de junio del 2002

Primero lo intrascendente: no entiendo por qué los seres humanos, y por motivos tan variopintos que van desde el dolor hasta el placer, obsequian los órganos sexuales de las plantas. No, claro que no se requiere ser ‘científiconorteamericano’ para advertir que eso y no otra cosa son las flores. Pero el ‘ca’quienismo’ es respetable y englobado así: ‘ca’quien’ da lo que quiere y por las razones que guste. Y si hay demanda hay oferta y ofertantes ¿Me equivoco?

Es en todo caso más trascendente el hecho de que cuando andaba yo incubando el mostrador urbano y periodístico que ahora lees, la encontré. A ella la que desde mis años infantiles transcurridos en el centro de la ciudad, la oía pregonar con voz aguda su oferta multicolor: ¡‘Laaasfloriiiiiiiiis’!, y dicho tal cual a toda voz repitiendo de cuadra en cuadra su ofrecimiento. Ni dudar que mis abuelas y mi madre fueron clientas de ella, cuyo nombre no conocía hasta aquel momento en que me detuve -no hace mucho-, para platicar y tratar de presentártela: “María Santos, para servirle…” Bonito nombre (¿no te parece?) y cuando me dijo que hacía más de cincuenta años recorría las calles del centro de la ciudad haciendo lo mismo, todo quedó claro: ¡era ella indudablemente, la del tipludo reclame aprisionado en mis recuerdos infantiles! Le pregunté que por qué ya no pregonaba sus flores y su respuesta me conmovió: “ya no tengo fuerza en la voz, y además el ruido ya no deja que me oigan…” La ciudad, cierto, se ‘enruideció’. ¿Está bien dicho así?

Mírala con detenimiento: sus formidables facciones indígenas llenas de dignidad. Pero hay más: sus rudimentarios elementos de trabajo la revelan como la última representante -me atrevo a decirlo así-, de siglos idos. Es el chiquigüite de carrizo en su cabeza, equilibrado sobre una rodela (unos pasos delante de mí bajó sus dos manos); asombrosa sustentación y prueba de resistencia multianual de las vértebras de María Santos. Ya no más pregoneras como ella, ni esa técnica para transportar ‘sobresí’ la mercancía.

Por cierto no la he vuelto a ver. Si tú la ves le dices que ¡ella es única! Y creo que la última…

Transcripciones de algunas conversas radiofónicas de Alvargonzález aquí; Transcripciones

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