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Hiloscaidos

Por Alvargonzález; 29 de julio del 2002

Don Severo -en secuencia curricular- tuvo tres características: fue neogallego (prejalisciense), cura y periodista. Seguro has oído hablar de su periódico, que no diario, del cual se publicaron sólo siete números y que tuvo un nombre que visto a la distancia del tiempo y la geopolítica, suena extraño (eso al menos): ‘El Despertador Americano’. Fue en 1810 y mientras Hidalgo estuvo en Guadalajara.

Por lo que quieras y gustes, después de la derrota insurgente en Calderón, el presbítero le dio un giro a su imprenta y a sus ánimos periodísticos al editar lo que llamó ‘El Telégrafo del Rey’ en 1811. Y mira que no pretendo ocuparme de la compleja personalidad de Severo Maldonado, ni del viraje radical de su intención político periodístico. Simplemente uso el nombre de su segundo periódico para mostrarte que la telegrafía -envío de mensajes a distancia-, existió antes de la electricidad.

No muy usual en estas tierras, pero en la Francia Napoleónica era recurrente el uso de señales mediante un sistema de aspas que a distancia visual tele-grafiaban noticias.

Si de Don Severo has oído hablar, no creo que el nombre de Juan de la Granja te resulte conocido. Originario de Vizcaya se avecindó en el país allá por 1814. En 1842, y luego de asumir la nacionalidad mexicana, fue nombrado vicecónsul en Washington de donde regresó al comienzo de la guerra del 47. Nunca he sabido por qué representó a Jalisco como diputado al Congreso de Querétaro en 1848, pero así es la política y eso tú y yo lo sabemos.

Total, fue él quien en 1851 instaló la primera línea de telégrafos eléctricos en el país; en 1852 ya funcionaba la línea México-Veracruz, y eso fue un gran paso hacia la modernidad: la clave Morse y los cables permitían ya que noticias y mandatos viajaran a la velocidad del electrón. ¡Nuncantes algo semejante! De la Granja murió en 1853, pero su aportación tecnológica perduró.

Con el porfiriato, al parejo de las vías ferroviarias la postería telegráfica enlazó la territorialidad y luego La Revolución habría sido impensable sin él: cada caudillo tenía a su telegrafista de cabecera.

Pero hace poco, el telégrafo traqueteante de punto y raya, fue rebasado por la modernidad y dio origen a una industria paralela: la del beneficio del cable. A escondidas, con tecnología punzocortante ¡a robarse los cables! Por kilo vale el metal. Y por todas partes están los tristes hiloscaidos… Calló y cayó el telégrafo electromagnético. Ni modo.

www.alvargonzalez.info tel. 31218880 (mimporta que aportes)

 

Venta de los ‘Cincuenta Recuentos’ con Macartur en la librería ‘El Desván de Don Quijote’ (antes ‘La Berinta’), López Cotilla 813 y con Mario o Fabián en el puesto de periódicos ubicado en Américas y Morelos. Abierto todos los días de 8 A.M. a 9 P.M.

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2 comentarios en «Hiloscaidos»

  1. Roberto Carlos Martinez

    Hola, solo escuche al señor Alvar maximo 5 veces en el año de 2008 en su progama en un lugar de Ciudad Guzman debido a una corta estancia en esa Ciudad. y fue suficiente para disfrutar y querer disfrutar siempre de sus palabras. Gracias señor Alvar Gonzalez. Gracias por seguir con el proyecto del VALLERO SOLITARIO.

  2. En veces se me enredan los cables con los decires de Alvar, espero seguir el hilo conversante con la tecnología del momento para seguir la revolución sesual.
    El periódico sigue trasmitiendo su ideología y cada vez es más anuncio. Lleguè a usar el telégrafo hace 10 años todavía y ahora quiero aprovechar este medio para saludar a un amigo que conocí en el camión cuando regresé de Mascota (me ayudó abrir la ventana) quien también sigue al vallero.

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