Tres en uno

Por Alvargonzález; 18 de diciembre del 2002

En Analco -que significa ‘al otro lado del río’, y por aquello de que río fue el llamado de San Juan de Dios-, se creó el primer fundo barrial urbano periférico al centro. Sus habitantes, indios procedentes de Tetlán e indudablemente de ascendencia coca y tecuexe, se dieron a la tarea de construir el propio epicentro barrial: la ermita de San Sebastián Mártir. ¿Por qué dedicarla a ese santo, militar caído en desgracia en tiempos del emperador Diocleciano? Revisar y precisar ese asunto devocional nos llevaría por otro rumbo que no modifica el hecho sustancial: en 1560, los habitantes ‘aboriginales’ de Analco tenían ya su propio centro religioso.

Al paso de los años, la ermita creció y ya para el siglo 16 había asumido la talla y tamaño de un templo, amplio, y tanto que su interior alberga tres naves.

Pero si observas bien la templaria fachada de San Sebastián de Analco, advertirás que perfectamente distinguibles del cuerpo central rojizo y uniforme precedido por la cruz atrial, se encuentran otros dos templos-capillas con sus pórticos independientes e identificables como anexos posteriores: al lado derecho (poniente) la que comenzara siendo Capilla de Nuestra Señora de la Salud, la misma venerada en Pátzcuaro, y que posteriormente se dedicaría al culto del Calvario. De hecho se trata del añadido arquitectónico más reciente que se hiciera al templo central, pues data apenas de 1750. ¿Apenas entonces el templo se hizo tres en uno?

Hacia el oriente -a mano izquierda, claro-, en 1719 comenzó a edificarse un recinto que albergaría una novedosa imagen para el culto religioso local. ¿Recuerdas aquel adagio árabe que dice “confía en Mahoma, pero amarra tu camello”? Ese dicho puede trasponerse a lo que ocurrió allí y entonces, pues las apariciones fueron una cosa y la promoción de las mismas, otra. ¿A qué me refiero? A que si bien corresponde a las divinidades hacer su parte, es cosa de humanos ocuparse de su respectivo quehacer.

Sí, casi dos siglos después de lo del Tepeyac (o apenas dos siglos después) el culto a la Guadalupana llegó a la ciudad. Antes de ello, nada. ¿Por qué? La promoción de la imagen por lo que ‘quierasgustes’ y asunto puramente humano, no había alcanzado la ciudad o sus alrededores hasta que se decidió la construcción de ese templo-capilla colateral. Allí, en Analco, el primer templo dedicado a la veneración de esa imagen mariana que lenta y progresivamente abarcaría todo el territorio paisanal.

Te digo: hasta los milagros requieren promoción -marquetín- para que de ellos otros se enteren. ¿O no?

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