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Mirándolos bien

Por Alvargonzález; 16 de enero del 2004

Ya pasó, ya pasó. ¿Qué? El aniversario de la funda urbana si bien las celebraciones siguen porque no es cualquiera cosa cumplir 462 años de estar donde se está. Por cierto ¿dónde andabas tú cuando las fiestas del Cuarto Centenario? ¿Eras, como yo, futurible en vías de hechura? Es que aún hay quienes ya estaban aquí o arcadas que fueron puestas allí en esa fecha cuando los cuatrocientos años de Guadalajara, justo en el año ’42.

Por cierto, ojalá mi llanto suplicante conmueva a los formatistas y le concedan espacio suficiente a la imagen para que ella vocifere; para que puedas ver lo que ella grita con mínima ayuda de mi parte. Eso espero: que veas la foto y entiendas nuestros decires.

Míralos, recién inaugurados pues la foto es de 1942. Claro, la costumbre redime y al verlos y reverlos acabamos creyendo que son lógicos y bellos, o que deben estar donde están. Vuelve a mirarlos: en medio de la nada surgieron. ¿Por qué? No me hagas preguntas difíciles. Porque sí, y en ese tono arquitectónico triunfal. Eso son: arcos de triunfo, tipo… La historia de por qué se los mandaban fabricar los emperadores romanos, por larga y complicada no cabe. ¿Revolucionarios arcos celebrantes? Puede ser, nomás que las celebraciones de triunfos de guerras intestinas –revoluciones–, dejan de lado algo fundamental: que triunfadores y perdedores son de casa, lo cual punza intestinamente igual. Es innegable: fue obra de régimen revolucionario, y obra bien suntuaria con pretensiones… Dímelas tú. Nadie al tiempo dijo nada sobre su hechura porque así se gobernaba y aunque alguien dijera algo, se hacía lo que el ‘gober’ quería hacer. ¿Sería un símbolo de que el régimen se pasaba por los arcos ‘idivuelta’, la supuesta opinión pública? Observa: lo que hay bajo de ellos ni calle parece y más allá hasta un caballo pastando espero alcances a ver. ¿Grandiosos? Basta advertir el figurín humano recargado en el pilastrón central para deducir su proporción monumental. ¿Puertas urbanas? Quizá, simbólicamente, pero además de lado poniente, la ciudad tenía ya (¡uf!) otros tres puntos cardinales. ¿No?

Con tu permiso, pero mirándolos bien son tan absurdos como los arcos metaleros y ‘sebastiánicos’. Ya, ya: maravilloso recordatorio del 400 aniversario de la ciudad. ¿No hubiera sido mejor preservar los vestigios de la ciudad colonial que a poco fueron derruidos? La costumbre redime estulticias, pero la lógica se arquea al mirarlos bien…

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Más de Álvaro González de Mendoza aquí: http://gatofuentess.com/demendoza

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