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Bursatilidad

Por Alvargonzález; 19 de septiembre del 2002

A mí, en lo particular, me parece excesivo el tiempo que se dedica en los medios a los llamados asuntos bursátiles; al subibaja de índices en las bolsas del mundo. Y te digo que me parece excesivo porque advierto que el también índice de los que a ello se dedican y lo entienden, es mínimo, en comparación con el grueso de la población.

Eso es: existe una bursalitidad de alto nivel que indudablemente nos afecta a todos pero que parte de su esencia es precisamente desarrollarse envuelta en cierta misteriosidad propia de los casinos de rango superior y donde reina la penumbra. Es más, si algún día tienes la oportunidad de cotejar el Financial Times con el Sporting Life -diarios londinenses-, percibirás que entre el primero dedicado a asuntos de la bolsa y el segundo, orientado a las apuestas en hipódromos, galgódromos y demás, las claves no son muy diferentes.

En todo caso la familia Van der Burse, en cuya casa en Brujas se reunían los mercaderes desde el siglo 16, dejó como herencia la denominación: Bolsa, del latín bursa de donde provenía el apellido familiar. Pero esa, insisto la bursatilidad  de gran altura, no poco especulativa y entre cuyos valores los éticos no tienen en ocasiones mucha cabida. ¿Te acuerdas cuando reventaron la bolsa mexicana y en el tronido muchos inocentes perdieron?

Pero hay otra ‘bursatilidad’ brutal, terrestre, y que extrañamente no está desconectada de la otra por las enormes ganancias que significa. Bursatilidad novedosa (apenas en los años sesentales del siglo pasado comenzó la invasión masiva de los plásticos), amenazante de reventazón o de asfixia.

En un libro en el que narro el quebranto urbano que se registró cuando se le partió el espinazo en dos mitades al siglo 20, describo la aparición de lo desechable como elemento cotidiano. Y con ello la multiplicación de la capacidad personal de hacer basura; bolsas y bolsas de basura. ¿Te acuerdas del “ponga la basura en su lugar”? Suena bien, sólo que no hay lugar para la basura. Sacas la bolsa de casa ¡y  problema  resuelto¡ ¿No? Allí comienza precisamente el problema y dentro del sistema interconectado en el que vivimos. A más mediano que largo plazo la basura volverá a casa.

Horas y litros de tinta a diario destinados a la bursatilidad de altos vuelos, mientras el asunto de nuestra inmunda bursatilidad ciudadana y cotidiana esplende con todo y letreros con faltas de ortografía.


Próximo sábado 2 de octubre: reunión del los ‘Obviólogos del Valle’ de 10 a 12 A.M. en El Desván de Don Quijote, López Cotilla 813, entre Camarena y Rayón. Y a partir de la próxima semana, todos los martes a las 8 P.M. Allí te esperamos.


Venta de los ‘Cincuenta Recuentos’ con Macartur en la librería ‘El Desván de Don Quijote’ (antes ‘La Berinta’), López Cotilla 813 y con Mario o Fabián en el puesto de periódicos ubicado en Américas y Morelos. Abierto todos los días de 8 A.M. a 9 P.M.

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2 comentarios en «Bursatilidad»

  1. Hasta uno mismo se hace especie de basura.
    Basura hay de la que sirve pa algo y la que no más nunca; sea la conciencia la que nos exente del poderoso mal que nosotros mismos creamos. Este reciclaje de decires del Vallero cómo me gusta y espero darle el mejor de los usos, gracias al Vallero ya veo de donde viene tanta bolsa callejera contaminante.

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