Saltar al contenido

La casa de Bernardo

Por Alvargonzález; 15 de julio del 2002

Allí vivió, eso sí es cierto, pero lo que no podría asegurarte es la veracidad de lo que una placa fijada al frente de la casa señalaba: que allí había nacido. Pero que fue tapatío, lo fue, y que quizá pudo haber cambiado el rumbo de la transición post-porfiriana, también es cierto.

Cuentan sus biógrafos que era de regular estatura, forma elegante de señalar que era chaparro. ¿Qué su padre era nicaragüense? El dato no lo he podido confirmar y lo enuncio como duda adicional. Pero cierto es que muy temprano sintió que le corría pólvora por las venas y se alistó para combatir al Imperio; tenía apenas 15 años cuando empezó su carrera militar bajo el mando del Gral. Régules. Después, con Ramón Corona estuvo en La Mojonera donde le cortaron el paso al Tigre de Álica que venía sobre Guadalajara. A los 30 ya era General.

Hombre de milicia, fue enviado por Don Porfirio a Nuevo León para vigilar a los jefes fronterizos en quienes no confiaba, y nombrado Gobernador de dicho estado en 1885. Monterrey mucho le debe pues ni duda cabe que su actuar fue primordial en la cimentación de la estructura industrial de la ciudad. ¿Su nombre? Bernardo Reyes, quien casó con una Ochoa de Zapotlán y tuvieron dos hijos: Rodolfo y Alfonso. Sí, Alfonso, el polígrafo y sin cuya profunda incidencia en el espacio de los intelectuales mexicanos sería impensable que Octavio Paz hubiera logrado la altura que alcanzó. Alfonso, el del selecto club llamado ‘Capilla Alfonsina’, fue hijo de un General tapatío que visionariamente prohijó el desarrollo de Nuevo León y que inexplicablemente se negó a aceptar la candidatura para suceder en la presidencia a Don Porfirio en 1909. Hecho que deja flotar en el historión nacional una profunda duda: ¿habría evitado ello el borbollón de sangre embotellado en ese envase genérico llamado Revolución? De dudas también está hecha Doña Historia; de misterios sin respuesta. ¿No crees?

Cuando le ofrecieron no quiso, y cuando quiso ya no pudo: en 1913 trató de entrar a la fuerza a Palacio Nacional y una cerrada descarga lo desmontó para siempre de su caballo. Tenía 63 años de edad y una hoja de servicios que por mucho rebasaba su compacta estatura física.

Allí, irónicamente de cara al Parque de la Revolución, sobrevive la casa en que habitó durante su infancia Bernardo Reyes; de donde muy probablemente salió adolescente apenas, para tratar de colarse en la Historia sable en mano.

Venta de los ‘Cincuenta Recuentos’ con Mario o Fabián en el puesto de periódicos ubicado en Américas y Morelos, abierto todos los días de 8 A.M. a 9 P.M. O con Macartur, donde también encontrarás el ‘Triviario Tapatío’ y grabaciones de Álvaro González; ‘Pito Pérez’, ‘P.U.P’., ‘El Juego de las Palabras’ y el ‘Tren de la Muerte’ entre otras joyas. López Cotilla 813, entre Camarena y Rayón.

Agradecemos de antemano tus comentarios.

Comparte si te ha gustado

2 comentarios en «La casa de Bernardo»

  1. ESTOS DESASTRES NATURALES DE GUADALAJARA QUE COMENTA JOEL SON POR FALTA DE ÁLVAR EN NUESTRA CIUDAD, ASÍ COMO ÁLVAR PREGUNTA ¿QUÉ HUBIERA PASADO? YO PREGUNTO ¿QUÉ PASARÍA SI ÁLVAR TUVIERA MÁS PRESENCIA EN NUESTRA QUERIDA CIUDAD?

  2. Y como muchas casas y lugares con historia…esta no dejo la linea del desconocimiento por parte de nuestro gobierno…ahi esta convertida en tienda, curiosamente “Empresarial Pro-lider”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.